Radar: La decisión electoral

Si dejamos el ejercicio para el final, corremos el riesgo de guiarnos por simple intuición o súbita emoción.

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Es hora de pensar en serio por quién votar. Si dejamos el ejercicio para el final, corremos el riesgo de guiarnos por simple intuición o súbita emoción. Ambas juegan en política; son respetables. Sin embargo, pueden distorsionar el voto si no las acompañamos de otras consideraciones, y el momento de hacerlas es ya. Para orientar el proceso, me arriesgo a plantear un modelo con seis partes.








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