Columnistas

Polígono: Solidaridad

Un gesto deportivo en el cual, sin embargo, también se vislumbra un matiz político.

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Aun cuando acostumbro pasar por alto las informaciones deportivas, un día de estos atrajo mi atención una singular noticia: después de haber ganado en el terreno de juego el derecho a participar en la fase final de una importante competencia mundial, el equipo nacional de un país católico de Europa renunció noblemente a ese derecho para cedérselo al de una “nación sin soberanía” que existe en el norte del continente americano y, por añadidura, es de religión animista. ¿Podríamos nosotros imaginarnos a la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica renunciando a participar en el Mundial de Catar para que lo haga, en su lugar, la de la República de Calmuquia, único país budista de Europa y al que la FIFA no le reconoce el atributo de soberanía que sí les confiere a las islas Feroe?








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