Columnistas

Ni locos

EscucharEscuchar

Década de 1970, en la UCR. En mi oficina, un amigo jurista me invita a firmar algo así como una petición para que se convoque una asamblea constituyente. Su idea es promover un proyecto de Constitución que será redactado por un grupo selecto de miembros de la Corte Suprema de Justicia, del Colegio de Abogados y de la academia, de modo que resultará, en su género, una muestra de perfección jurídica escrita por una comisión de arcángeles. Disfrazado de químico –suelo incurrir en la distracción de ir a la oficina cubierto por una bata de laboratorio algo manchada– explico que mi apoyo a la iniciativa no tendría valor alguno puesto que el tema no cae dentro de mi campo de formación. El jurista no se da por convencido y, dada su insistencia, decido desplegar la caballería para el combate.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.