Que la educación vocacional es para quienes no desean ir a la universidad, que está dirigida a las personas que no son tan buenas para el estudio académico o que sirve para garantizar un “machete” para trabajar son algunas de las frases que, aún hoy, resuenan en el imaginario colectivo de los costarricenses.
La evidencia empírica ha demostrado las ventajas de la educación y formación técnica profesional (EFTP), pero aún prevalecen mitos que podrían estar impidiendo una mayor incorporación de personas al sistema de educación técnica.
Una investigación publicada a finales del año anterior por el Estado de la Región Centroamericana trató esta temática, y en el caso de Costa Rica ofrece la posibilidad de conocer, con números, qué tan arraigados se encuentran estos mitos en la sociedad costarricense.
De acuerdo con los resultados de la encuesta, para la cual se consultó a poco más de mil personas mayores de 18 años en julio anterior, un 47 % de los adultos en Costa Rica ha cursado estudios en alguna modalidad de educación técnica, que incluye los colegios técnicos del MEP, el INA y centros privados.
Un 77 % de la población afirma que la EFTP es para quienes no “servirían” para ir a la universidad. Además, de la población que nunca asistió a la educación técnica, un 40 % piensa que sí está diseñada para quienes no son buenos para el estudio, ambos mitos aún presentes en nuestra sociedad.
Pero lo cierto es que estas apreciaciones no encuentran fundamento en la evidencia. De acuerdo con el estudio, de las personas que sí han cursado educación técnica previamente, un 33 % continuó sus estudios superiores en la universidad, dato que baja al 10 % entre quienes nunca asistieron a la educación técnica. Además, el 58 % de los que tuvieron algún grado de formación técnica se encuentran empleados, superior al 50 % de quienes no optaron por este tipo de formación.
Tomar en cuenta la percepción de la población es importante para el diseño de una política educativa que permita aumentar la cobertura (aún inferior al 30 % de la matrícula). La educación técnica no debiera ser vista como un plan alternativo, sino como una opción atractiva que mejora las posibilidades de colocarse en empleos formales.
El autor es economista.