La Asamblea Legislativa dijo “nones” al Ejecutivo y rechazó el segundo presupuesto extraordinario. En este, entre otras cosas, había plata para financiar cientos de miles de bonos proteger, destinados a las personas más afectadas por la crisis.
¿Cuál fue la razón aducida por la mayoría que se opuso? Que el gobierno no incluyó en ese presupuesto verdaderos recortes en el gasto público.
El Parlamento está en pleno derecho de oponerse al gobierno. Y, como expresión de pluralidad política, tiene el deber de ejercer de contrapeso, controlando las acciones del Ejecutivo.
Presumamos, además, que los diputados tienen la sincera creencia de que el gobierno no está haciendo los suficientes recortes de gasto.
El tema es otro: ¿Por qué, en un pleito entre el gobierno y el Congreso, los más pobres y afectados por la crisis tienen que salir rascando?
Esta pregunta es ética y políticamente medular porque un principio fundante del manejo político de esa crisis debiera ser que los pobres no sean “daño colateral” de los conflictos que, inevitablemente, surgirán en relación con las políticas públicas ni peones de ajedrez para extorsionar a los demás.
Esa, me parece, es la regla de decencia y solidaridad que los actores políticos debieran suscribir, digo, si queremos preservar una sociedad con un mínimo sentido de humanidad.
¿Significa eso que el Parlamento deba aceptar toda iniciativa del Ejecutivo? Para nada: pocas cosas serían peores que, en pro de una inalcanzable unidad nacional para enfrentar la crisis, demos carta blanca al gobierno y silenciemos la crítica. La democracia implica la contestación.
Significa otra cosa: si vamos a decir “no” a un plan de gobierno ligado a la atención de la emergencia, tengamos mucho cuidado en el tipo de “noes” que decimos para que la negativa no afecte a los más pobres.
Cuando ellos estén en el medio, debe ser un “no constructivo”: no le apruebo lo que usted manda, pero apruebo esto otro para evitar perjudicar a los más vulnerables.
En el caso del presupuesto extraordinario, la negativa pura y dura dejó sin plata el bono proteger y también afectó a la CCSS. ¿Podían los diputados haber evitado esto, negando al Ejecutivo otras cosas que también quería? Creo que sí.
Al mismo tiempo, podían haberle marcado la cancha al gobierno para lo que sigue. Empatía y firmeza no tienen por qué estar peleadas.
El autor es sociólogo.