Columnistas

De césares y dioses

Que los políticos cumplan el mandato de las urnas de servir al pueblo, no servirse de él.

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Costa Rica, 6 de abril del 2014: el país estalla en júbilo ante el ascenso al poder, con un impresionante 77,79 % de los votos y una participación no tan impresionante, del 56,63 %, de un nuevo actor político que rompe el bipartidismo de Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana y que, por primera vez, insiste en incluir en su ideario —cuando menos nominalmente— a la ciudadanía, Partido Acción Ciudadana (PAC), erigiendo en presidente a quien hizo de la lucha contra la corrupción el caballo de batalla de su campaña electoral y bajo cuyos cascos hoy ha sido aplastado con escándalos como el caso del cemento chino, sobresueldos y tráfico de influencias, entre otros. Luis Guillermo Solís, la gran decepción.








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