Como dardos punzantes y venenosos, dos recientes diagnósticos inyectan más dudas sobre la calidad de nuestra educación. Por un lado, un estudio del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) revela un retroceso de nuestros colegiales en lectura, Ciencia y Matemáticas. Según este diagnóstico, las competencias de los estudiantes costarricenses en las tres áreas clave para su futura inserción laboral decayeron en el 2018 con respecto a los resultados del 2015.
Costa Rica se ubica en el puesto 49 de las 78 naciones evaluadas, con calificaciones que distan bastante de las notas promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organismo al que el país pretende ingresar. Los datos no sorprenden del todo. Recordemos que este mismo año, el VII Informe del Estado de la Educación advirtió de que los niños salen de la escuela sin comprender lo que leen y con muchos problemas de ortografía.
Pero, sin duda, uno de los datos más perturbadores de ese informe surgió de un sondeo hecho a 364 maestros de primaria. El 74 % de ellos admitió que no le gustaba la lectura y que tampoco la fomentaban entre sus alumnos. Con razón nuestros niños salen con tantas deficiencias de la primaria. El problema es que ingresan a la secundaria con lagunas que luego arrastran hasta los salones universitarios y el mundo laboral.
Otra decepción resultaron las Pruebas de Dominio Lingüístico del Inglés. Este estudio, que el Ministerio de Educación Pública (MEP) realizó por primera vez, señala que el 70 % de los estudiantes de undécimo año dejan el colegio público con un dominio básico de inglés. El mismo MEP admite que lo esperado es que los muchachos tuvieran, al menos, un nivel intermedio en ese idioma. Sin embargo, salen de la secundaria apenas masticando palabras y conceptos. Esto los pondrá en clara desventaja cuando, más adelante, deban competir contra alumnos de colegios privados por una beca o un puesto de trabajo.
Frente a este oscuro panorama, no queda más que recapacitar y actuar. Con toda la información disponible, hay que involucrar a todos los sectores en la búsqueda de un sistema de enseñanza más acorde con nuestras necesidades. La tarea no es fácil, pero urge dar un importante salto de calidad.
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El autor es jefe de Información de La Nación.