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Perros que vuelan

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Me hablaron de la tierra donde los perros vuelan. Mordido por la curiosidad, fui a conocer. Por más que busqué, no vi ninguno flotando por ahí y, sin embargo, entendí la razón por la cual, en efecto, en ese lugar los perros pueden volar. Sopla ahí un viento tan fuerte que las ráfagas lo arrastran a uno; imagínense, pues, lo que le pasa a uno de esos perrillos chiquitillos y bien necios. Y, como los canes conocen del asunto y tontos no son, ninguno sale a la calle. Por eso es que uno no ve perros: se esconden.








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