Desorden en el Cosevi
Es impresionante el mal servicio que presta al usuario el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi). Cuando escribí este comentario, tenía tres días de estar al teléfono esperando que me contestaran. Solo sale una grabadora que repite que todos los agentes se encuentran ocupados. Por correo electrónico ningún funcionario responde en el Departamento de Quejas o en la Contraloría de Servicios.
Efectué todo el trámite para obtener certificaciones digitales y desde el año pasado no he conseguido ni una. Deberían intervenir ese Consejo y sustituir a su encargado, que nombren a alguien que quiera poner orden y que tengan presente que los usuarios pagamos sus salarios.
Álvaro Jiménez Cubero, Escazú
Lotería en Cartago
El 3 de enero fui al santuario de la Virgen de los Ángeles en Cartago. Ante la oferta de muchos vendedores de lotería compré dos fracciones de lotería y tres de chances. El vendedor me cobró ¢6.800. Un rato después de la compra me detuve a leer los precios y noté que el cobro correcto debió ser de apenas ¢3.300.
Busqué al vendedor, le recriminé por el sobreprecio y me contestó que lo hace para ganarse “alguito”. Le respondí que soy un adulto mayor y que ni a nosotros ni a los niños nos deben robar ni un confite. Es un delito muy grave que se aprovechen de la confianza que uno, como cliente, le tiene al vendedor. Esto es peor si está robando a los pies de la Virgen. Ante mi airada queja, me devolvió el dinero y yo su cara lotería. ¿Qué pasa con quienes no revisan la mercancía? !Llegan tantos turistas a Cartago y hay tantos vendedores! ¿Dónde se denuncia a un vendedor?
Isidro Pardo Solórzano, San José
Voto silencioso
Los ciudadanos, a menos de un mes para ir a votar, son una mayoría silenciosa. Sin banderas ni signos externos. Estamos cansados de la forma de hacer política basada en las promesas, que construyen una superimagen del candidato. Y eso se nota en Facebook, donde el malestar se ve en los comentarios.
El partido político que haga su propia autocrítica, su propio examen de conciencia, de lo malo, de los actos propios de corrupción, de las políticas no cumplidas, se verá favorecido con el voto indeciso. Los ciudadanos están desanimados con la corrupción galopante donde se ven involucrados muchos poderes y políticos. Y notan que las campañas se dan como si nada hubiera ocurrido en sus propios partidos.
Mario Valverde Montoya, San Rafael, Montes de Oca
Cuidados intensivos
El país está en cuidados intensivos en lo fiscal. Por ser el gasto en gollerías un detonante importante de la “enfermedad”, la solución está en emplazar la codicia y la avaricia que caracteriza la voracidad con que los pensionados de lujo y algunos empleados públicos defienden sus desproporcionados beneficios.
En analogía con la ley de tránsito, debería existir legislación que trate las gollerías en el sector público como falta grave. El problema de fondo es el poco compromiso de algunos legisladores contra los gastos superfluos, porque esos gastos financiarán sus futuras pensiones de lujo y las de sus compadres.
Glen Rodríguez Solís, Santo Domingo de Heredia
Atención en hospital
El 27 de noviembre, sustentado en hechos reales, hice observaciones sobre algunas deficiencias que observé en el hospital de Heredia. Con este centro médico vivo muy agradecido. El 15 de diciembre, el director del hospital, por este medio, me dio su respuesta. Señaló las mejoras en la disposición de sillas de ruedas para los usuarios, cosa que me alegra mucho, aunque yo ya había comprado nuestra silla. Desafortunadamente, el 16 de diciembre falleció mi querida esposa, quien, entre otros atributos, siempre me apoyó para decir la verdad.
De nuevo agradezco a la mayoría del personal médico y enfermeras por el trato humanitario que le brindaron a Carmen María, quien ya disfruta de la paz del Señor.
Álvaro Chaves Sánchez, Heredia
Cobro de intereses
El 3 de enero fui a la sucursal del Banco Promerica a reclamar por un cobro de ¢13.580 por intereses. Días atrás hice un crédito personal con este banco para que absorbiera el capital y esos intereses con el fin de que el sobrante me lo dieran en efectivo, pero los intereses aparecieron de nuevo. Me dijeron que eran cobros por morosidad, aunque puedo probar que esa morosidad nunca existió. ¿Hay alguna institución que nos defienda? ¿Estamos condenados a pagar las barbaridades que se les ocurran?
Roque Gerardo Araya Jiménez, Alajuela