Algunas mañanas son más complicadas que otras, especialmente cuando volvemos de esos días riquísimos de Semana Santa. Que lo diga Buen día , que aterrizó boca abajo y se cholló por querer hacer una gracia. El programa matutino del 7 se preguntaba: ¿Será que las mujeres independientes, trabajadoras, simpáticas, guapas espantan al hombre? ¿Intimidan?
Armados con una psicóloga del canal cristiano Enlace, Vanessa Núñez, la presentadora Catalina Mendieta, la modelo Ana Lucía Vega, el presentador Enrique Rodríguez y Randall Salazar, director del espacio, desperdigaron comentarios que se regaron como pólvora en todas las redes sociales habidas y por haber. Respuestas furibundas en el Facebook, un excelente reclamo en un video cortesía de la artista de teatro Denise Duncan (busquen ya mismitico “Machismo de mierda” en YouTube).
Sin que nadie dijera nada, a este topo se le pararon todos los pelos de ver cómo se decían barbaridades como que la mujer debe resignarse a extra de la película que protagoniza su esposo; de cómo todas las mujeres dicen que no cuando quieren decir que sí, y bueno, un montón de fósforos encendidos debajo de la alarma de incendios.
¿Cómo hacemos? Desde que Buen día se reinventó, con frescura en su set y nuevas caras, ha habido más de un “zafis” de esos que no son nada serios con las mujeres. Ya hablamos la otra semana de lo incómodo de la entrevista de Gustavo López a Amelia Valverde, la entrenadora de la Selección Femenina, a la que le piropeó los ojos en vivo y a todo color (¡y qué colorsh jue aquello!). Como cantaba aquel: ¡Tropecé de nuevo y con la misma piedra!
Por dicha, Randall se medio disculpó el miércoles, diciendo que aquellas cosas que se dijeron el lunes no reflejan la postura del programa, e invitó a mujeres que opinaban muuuy distinto. ¿Arreglada la torta? Digamos que queda el beneficio de la duda. Aquello fue como tirar la papa caliente a las entrevistadas que no supo confrontar.
Lo que sí es un hecho es que el miércoles, el equipo de Buen Día hizo lo correcto. Atendieron las críticas del público y rectificaron. Muy valioso en todo este trance en que quedamos curados de espantos, fue percibir cómo la audiencia demostró que tiene voz y puede ejercer cambios en el contenido de la programación que consume.
¿Ustedes han visto semejante reacción del público cuando se trata de un espacio del que no se tienen mayores expectativas? Nosotros no recordamos caso igual, pero los de Buen día deben tomar este fenómeno como un detalle si se quiere halagador: en tiempos de carnicería total en pos de las audiencias, la gente –sumamente instruida y educada– se tomó su tiempo para levantar la voz, reaccionar con videos, notas, etc. Es decir, Buen día sigue generando expectativas. Eso debe ser un acicate para quienes están frente al espacio.
Una cosa nos lleva a la otra: con el acto de enmienda del miércoles todo bien, lo que definitivamente ya no puede seguir pasando es que por “zafis” o falta de seriedad se sigan diciendo cosas así en televisión. En su casita, que todo el mundo viva como quiera, pero en un debate periodístico, por más light que sea el tema, debe haber información, seriedad y balance. He dicho.
Las cosas como son: Repretel este martes nos dio un taquito de ojo durante la cobertura del partido de la Selección Nacional contra Jamaica. Cualquier aficionado al fútbol y hasta los que no, agradecieron ver a Gabriela Jiménez en los previos del partido (a estadio vacío, obvio que no asistió ataviada así al juego) con un vestido azul marino que dejaba apreciar muy bien las tonificadas piernas que tiene y que en mucho se deben a las constantes competencias de atletismo en las que participa. Lo más curioso de todo es que la ramonense sigue solterita... uno muy, uno muy, seguro es una de esas mujeres que intimida a los hombres por exitosa y empoderada, dirían en Buen día (bromilla bromilla, no nos aguantamos el filazo).
Mucho se puede decir del enojo del presidente Luis Guillermo Solís este martes, quien exigió respeto a una periodista que se quiso pasar de lista durante una conferencia de prensa. Pero ya todo lo dijo el connotado periodista Cristian Cambronero, experto en comunicación digital: “Impertinencia, exceso de juicios de valor, y ni un mínimo respeto por las formas. El Presidente tiene toda la razón, y diría que se queda corto cuando tiene que lidiar con estas igualazones por parte de profesionales del periodismo”. Se había tardado el Mandatario en darle un “estate quieto” a más de uno. Eso sí, a diferencia de su contertulia, Solís jamás perdió “el respeto por las formas”, como diría Cambronero. Es lo que se espera de él y de su investidura, pero de verdad que a veces uno no entiende cómo logra controlarse ante embestidas de gente totalmente desubicada.
Muy animados se han visto los pasillos y salones del hospital Calderón Guardia durante Semana Santa y todos estos días después, pues resulta que el popular conductor Víctor Carvajal se pasa días y noches enteras cuidando a su pareja, quien está convaleciente tras un quebranto de salud.
Sobra decir que la presencia del espigado copetudo se ha vuelto todo un suceso y él espontáneamente se ha dedicado a compartir con quien se lo pida, pero no solo con el tenor de diversión, si no que se ha convertido en el escucha de muchos, en especial de los que nadie va a visitar. Claro, mucha gente le pide hasta que se arme un karaoke queditito para verlo haciendo caracterizaciones y él se apunta al vacilón hasta donde las reglas del hospital y del sentido común lo permiten.
Lo bonito es que Carvajal, como acostumbra a hacerlo en redes sociales, comparte sus reflexiones sobre el día a día en un hospital y hasta la sala de neonatos fue a dar un día de estos: ya vemos donde más de un chiquillo nacido por estos días va a llevar el nombre de Victicor.
A él, como hemos dicho, se le quiere o no, no hay tintas medias. Pero quienes están en el primer grupo establecen con él un vínculo inmediato, todo fluye como si se conocieran de toda la vida. Y lo cierto es que ha sido hasta conmovedor ver a la gente más humilde, en especial gente mayor, toda “chiquiona” de ver el pelotón que les da Víctor mientras aguardan por una mejora en su salud en la cama de un hospital.
El noticiero matutino de radio Monumental, que también se transmite por Canal 2, está llamado a ser la alternativa idónea para informarse en ese horario pues sin duda tienen una agenda amplia y bien elaborada de temas.
Pero de unos meses para acá se ha vuelto difícil saber que es lo que persiguen con la falta de seriedad y exceso de informalidad con que lo presentan su director, Randall Rivera, y una reportera muy joven, Febe Cruz, quien insiste en ser personaje casi cómico de cada emisión.
Por un lado, confunden la noticia con posición editorial y emiten juicios de valor en medio de las informaciones dejando al oyente sin la posibilidad de sacar conclusiones. Por otra parte, en repetidas ocasiones olvidan la separación básica entre fuente y reportero y se vanaglorian de enviar “grandes abrazos” a diputados, obispos, directores de hospital y cuanto personaje pueden. Hacer eso públicamente va contra cualquier enseñanza de un buen periodismo.
Y para citar un caso más, cuando se trata de fútbol, la charanga al aire es imparable, la reportera declara sus colores y discute con su director, este a su vez se declara anti tal o cual equipo y aquello se vuelve una mesa de birras sin birras.
Lástima que no aprovechen mejor el recurso de ser una de las emisoras y canal que aún tienen presupuesto para un noticiero sustancioso. La seriedad en uno de estos formatos es la que desemboca en el más preciado de los bienes de un medio: su credibilidad.