Al ver el saludable y tonificado cuerpo de Kimberly Soto de inmediato se entiende porqué es una de las figuras del programa de competencias de alto impacto, Guerreros. A simple vista pareciera que esta mujer de 30 años ha sido deportista toda su vida. Si ella misma no cuenta su historia, difícilmente se creería que en un momento llegó a pesar 102 kilos.
Todo pasó en el 2008 cuando Kimberly y su esposo Ryan Weiss –también concursante del nuevo espacio de Repretel– esperaban a su primer hijo: Koby. Pesando 60 kilos, Soto admiraba las competencias pero nunca en su vida había practicado deporte ni ejercicio, el embarazo avanzaba con normalidad, según cuenta la guerrera.
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"Yo sentía que todo estaba bien, pero a los seis meses de embarazo empecé a padecer de migrañas intermitentes, el doctor me dijo que era porque estaba muy pesada, pero yo no me sentía así", contó.
Luego del nacimiento de Koby, Kimberly continuaba con "los insoportables dolores de cabeza" y cayó en cuenta de su peso cuando se probó la ropa que usaba antes del embarazo, "los pantalones no me pasaban de las rodillas, había aumentado 42 kilos", dijo.
La hoy deportista reveló que optó por hacer "dietas mágicas" e incluso en ocasiones dejó de comer para recuperar su figura y dejar de sentir las intensas migrañas.
"En el 2009 logré bajar a 78 kilos pero de ahí me estanqué", contó.
Radical. Las migrañas de Soto continuaron y en el año 2012 tomó la determinación de tener una vida más saludable: el ejercicio y la buena alimentación fueron sus aliados, aunque suene trillado.
"Entre el 2012 y el 2013 perdí todo lo que me faltaba, llegué a 62 kilos sanamente. Me discipliné y pasé de comer de tres a seis veces por día, lo más importante es que la gente entienda que no hay que dejar de comer para adelgazar, comiendo pocas cantidades varias veces al día se acelera el metabolismo; ahora hago ejercicios de lunes a viernes", detalló.
En el 2015, Kimberly se embarazó de su segundo hijo Darren Weiss. Durante la gestación aumentó 22 kilos.
"Me cuidé durante ese embarazo, sin embargo, aumenté nuevamente, como mi cuerpo se acostumbró al ejercicio, en cuestión de tres meses había perdido todo el peso", dijo.
La competidora asegura que dejar tantos kilos atrás es posible con constancia y una mentalidad exenta de excusas.
"Es superposible hacerlo, esto se puede cuando se dejen las excusas al lado, eso de que estoy estancada son excusas, yo las tuve: si uno siente que no tiene tiempo se levanta más temprano o se acuesta más tarde para hacer los ejercicios; también hay que saber comer, la gente piensa que solamente hay que comer ensaladas y pollo al vapor y no es así. Yo aprendí mucho, el que quiere algo busca la manera de lograrlo. No es fácil, pero es cuestión de proponérselo. Habrá chance para darse un gustito de vez en cuando", contó.
Kimberly reveló que si bien es realmente rigurosa con sus entrenamientos y hábitos alimenticios, hay un día a la semana en el que cede ante los antojos.
"Tengo un día libre y me como lo que se me antoja: pizzas o hamburguesas o postres. Es cuestión de ser disciplinado", dijo.
Soto mencionó que su esposo –quien siempre ha practicado deporte– es fundamental en su estilo de vida saludable.
"Siempre nos ayudamos, Ryan se engorda conmigo en los embarazos, pero nos ponemos las pilas los dos. Yo ayudo en todo lo que es la alimentación y él me ayuda a entrenar. Yo tengo cursos en ejercicio funcional", dijo.
Actualmente Kimberly practica el levantamiento de pesas y carreras de obstáculos.