Dicen que se codea con los grandes, que es una pieza clave para el negocio , que ha movido miles de millones de dólares por la región... Dicen que era un tico cualquiera, un verdulero alajuelense al que conocen como el Palidejo ... Dicen que lleva la camiseta de las grandes ligas del narcotráfico.
Las versiones sobre quién era se contraponían, porque poco –o nada– se sabía de él hasta que ocurrió el asesinato del trovador argentino Facundo Cabral, el 9 de julio del 2011, en Guatemala. Entonces, su nombre le dio la vuelta al mundo. El costarricense se convirtió en noticia de talla internacional cuando las autoridades lo señalaron como el autor intelectual del ataque.
¿Cuáles fueron sus razones para ordenar los disparos? Según la Policía, Alejandro Jiménez González , quien hoy tiene 38 años de edad, lideraba un grupo criminal dedicado al narcotráfico y al lavado de dinero, y, ese día, pretendía matar al empresario nicaraguense Henry Fariñas, con quien tenía una disputa por la venta de un club nocturno.
De eso, las autoridades dijeron estar seguros. Pero tenían una gran duda: ¿dónde estaba?, ¿cuál era su paradero?
La respuesta llegó en marzo de este año, cuando fue atrapado en una lancha en el mar de Colombia. Nuevamente, su nombre y apodo dispararon el rating de las noticias.
Detrás vinieron las historias de pueblo y también surgieron las versiones oficiales que aseguraban que en Costa Rica ya existía una investigación en su contra porque él, sus padres y su esposa, conformaban una banda dedicada a lavar dinero.
Más tarde, las acusaciones fueron más allá hasta llegar a vincularlo con peligrosos carteles mexicanos.
“El caso del Palidejo puso en evidencia cómo los nacionales empiezan a formar parte y a asumir posiciones importantes dentro de esas organizaciones”, analizó el comisionado antidrogas, Mauricio Boraschi.
“Las principales cabezas o líderes de esos grupos no vienen aquí. Lo que les interesa en estos países es tener la estructura para transportar el dinero y la droga, y el Palidejo es parte de eso”, agregó.
Según el comisionado, aunque otros ticos han caído por esos delitos, la ciudadanía no había dimensionado el peligro que significan para la sociedad.
Pero, en este caso, el tico logró captar la atención dentro y fuera de nuestras fronteras. “Lo que pasa es que otros no están acusados de haber matado a Cabral”, advirtió Boraschi.
Tres países esperan para cobrarle cuentas. Guatemala será el primero a partir del 7 de enero próximo, cuando dé inicio el juicio por el crimen del trovador. Nicaragua y su país natal aguardan su turno.
Hulda Miranda Picado