Asfixiados en la nieve, sueñan con Costa Rica los millonarios comunes
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Qué mejor que dejarse vencer por el optimismo. Para tal fin, hagamos un alegre recuento de las bondades que los tiempos recientes nos han proporcionado. Primero que todo y antes que nada, ¡se va Justo Orozco! Me destroza el corazón informar a los profesores de matemática que no, definitivamente no basta ejercer tan loable como ingrata profesión para ser presidente de esta tierra díscola, y me llena de gozo el informar al estimable Justo que no le daremos gusto, y que en lo que a amor e inclinación sexual se refiere, el orden de los factores no altera el producto.
¿Qué más? No bajó el abstencionismo, pero no subió. Subió en cambio la participación de los jóvenes, su curiosidad y su compromiso, lo cual comprueba, contra ciertos criterios, que saben trasladarse con gran destreza de la realidad virtual a la de carne y hueso. Albricias, la política ya no morirá de vieja.
El Papa (por fin un Papa con rostro humano) instó a una mujer a amamantar a su bebé, cuando tantas presiones en esta sociedad desvirolada la instan a exactamente lo contrario.
De ahora en adelante, agredir a su esposa puede poner en peligro los deseos de un hombre de convertirse en diputado. Y agredir a un par de gais enamorados puede poner en peligro la riqueza económica de una zona turística.
Un candidato, y a él mis respetos, cometió por fin la más impopular de las temeridades: tildó de non grata a la comida chatarra y le declaró la guerra. No solo lo dijo: propuso medidas concretas.
Disminuyeron los robos en las casas, aunque persisten los robos en las calles, pero digamos que manejamos un mejor margen de riesgo para movernos.
Nos quedan los múltiples logros de don Leonardo Garnier. No voto ni votaré por Liberación Nacional, pero por favor permítanme que extrañe desde ya su gestión. No se metió solo con la salud de las almas, se metió con la salud de los cuerpos. Nuestros estudiantes ya no comerán tintes ni frituras, ni se alimentarán en la escudilla del prejuicio y la ignorancia.
Tenemos en la Asamblea la más alta densidad de diputados ambientalistas por metro cuadrado de la historia. Hay mangas bonitas todo el año. No gané la lotería, aunque conozco a quien se sueña regularmente el número. Nunca lo compramos. Asfixiados en la nieve, sueñan con Costa Rica, con esta insultante concentración de playas y verdor, los ciudadanos nórdicos, las estrellas de cine y los millonarios comunes que, pobres en tiempo, solo nos visitan unos días.
¿Que por qué no compramos el número? Diay, para qué. Ya estamos aquí.
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