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“Hemos pasado momentos difíciles por nuestro mestizaje, pero creo que ahora estamos en otro momento”, dijo anoche Lila Downs. Marvin CaravacaEsperanza.
En una rueda de prensa, que más que fría conferencia fue una cálida charla casi que entre amigos, la cantante y compositora mexicana Lila Downs conversó anoche con la prensa.
Era una noche de lluvia. Sí, sobre San José caía agua y, en aquel contexto, la Embajada de México en Costa Rica recibía a la artista que ha cocinado 16 años de carrera y que recién hoy y mañana debutará en suelo costarricense al cantar en el Teatro Popular Melico Salazar (Vea recuadro),
En la casa levantada en 1929 por Adela Jiménez Constructora (así lo cuenta una placa), Lila Downs se sentó a la cabeza de una mesa ovalada de bien cuidada madera, y junto a ella, ocupando las nueve sillas restantes, se sentaron los periodistas. Otros quedaron de pie, como quien escolta una anhelada cena.
La embajadora de México en Costa Rica, Zadalinda González y Reynero, hizo un resumen de su carrera y verbalizó el orgullo que México siente por una artista, que ha difundido las raíces mexicanas y ha tenido una intensa actividad como defensora de los derechos de los desposeídos. A esto, le entregaron flores.
En el conversatorio con la prensa, Downs se definió así: “Soy una persona sencilla. Tengo mis deseos y mis dudas. ¿Por qué vine a este universo? ¿Por qué vine morena y de cabellos negros? En la música, encuentro esas respuestas”.
Ella habló de la migración y de la unión entre los pueblos. A la pregunta de
“Claro, creo que podemos ser más hermanos. Creo en el pensamiento de Simón Bolívar en que podemos ser más unidos. Nuestro vecino país del norte (Estados Unidos) debería tenernos un poco de miedo”, confesó y río. La gente soltó la risa con ella.
¿Está el folclor en peligro? “Soy optimista, creo que no está en peligro Los jóvenes están sedientos de honestidad, están sedientos de los versos sabios de los pueblos y hay versos que seguiremos cantando”, dijo Lila Downs siempre con una franca sonrisa en la boca.
Colaboró Juan Pablo Carranza
