Switchfoot tiene palabra. Literal y figuradamente, tiene la palabra.
Y el viernes, desde las 9 p. m. y hasta las 10:36 p. m., la banda californiana mostró en Torre Geko que, al pie de la letra, practica la sencillez, el amor fraternal y la humildad que predica; y en el tono poético su música es la palabra, estilizada, de referencia a una fuente suprema de energía: Dios.
A 2.000 personas les ardieron las manos de tanto aplaudir a Jon Foreman (voz y guitarra), Tim Foreman (bajo), Jerome Fontamillas (guitarra, piano), Drew Shirley (guitarra) y Chad Butler (batería), desde que rompieron la ansiedad del gentío con
Sí, la banda que desde su material debut,
¿Luces? Las necesarias, ni pocas ni demasiadas. ¿Escenografía? La mínima, una manta con “Switchfoot” escrita en ella. Un
Tan carismático que, se subía hasta las columnas que sujetaban el tendido para las luces, para cantar mirando y dirigiendo a un gentío que lo seguía al pie de la letra.
Sin acción forzada, Switchfoot pasaba de la adrenalina a poner emociones a levitar con
Switchfood, en lugar de hebras largas –marcados planos emocionales–, prefirió cortos hilos –microsegmentos– porque de lo amoroso saltó a
No faltaron
Y tras una lluvia de aplausos, la banda regresó para dejar como broche de oro