Un Joan Manuel Serrat generoso, contador de historias, y con muchas bellas canciones en su garganta, se entregó por completo a los miles de costarricenses que ayer ocuparon La Sabana. El concierto gratuito, auspiciado por la Municipalidad de San José, fue un éxito de público.
Tal y como muchos lo suponían, el parque metropolitano vivió un llenazo: generaciones enteras fueron convocadas por la palabra cantada del catalán.
La espera para el concierto fue larga para algunos. Los más entusiastas llegaron antes del cenit, y algunas quemaduras en su piel daban fe de que así fue.
Nada como un concierto al aire libre, para ver la creatividad del tico aguardando a la hora pactada. Sillas plegables, sombrillas de gran tamaño, café en termos, botellas de vino, y algunos ingeniosos llenaron botellas plásticas de refrescos con su cerveza favorita.
El saxofonista Geovanny Escalante, acompañado por José
El tiempo transcurrió rápidamente, el día despidió sus últimos rayos de sol, y solo faltaba que el intérprete de
Los gritos fueron muchos, y de inmediato, las miles de gargantas de La Sabana se unieron, como un gran coro.
“Buenas noches, bienvenidos todos, ¡tanta energía! Mañana es lunes (
Luego llegaron temas como
Un buen sonido del espectáculo permitió a los espectadores disfrutar de una presentación de calidad; era fácil disfrutar de los arreglos en el piano o el violín.
Su música mueve muchas emociones, su presencia llevó a muchas damas a gritarle piropos y hasta un ramo de flores le arrojaron a sus pies. Él las recogió respetuoso y de inmediato sonaron los primeros acordes de
Acto seguido, continuó
La atención sobre el
Serrat también demostró que lo suyo no es solo cantar; también es un intérprete de la guitarra y solito, solo con su guitarra, cantó
Miguel Hernández hecho canción continuaba en el repertorio de Serrat. Fue así como llegó la canción que da nombre a su disco más reciente y a su gira
Luego, Serrat les explicó quién es ‘Tarrés’; hizo bromas diciendo que todos tenemos un otro yo, aunque, algunos tienen hasta tres, añadió. Con tales conversaciones, este hijo de Barcelona hizo reír a la concurrencia e incluso logró que prestaran atención en completo silencio.
Tras el humor, la música otra vez. Su voz ofreció ese intenso tema que es
A las 7:15 p. m. apareció el inmortal tema de Serrat:
Y fluyeron más y más canciones:
Los minutos transcurrían, el clima fue generoso y la lluvia no se asomó por ninguna parte. Que bendición para los miles de seguidores de la música de Serrat, no así para los vendedores de capas plásticas.
Procedente de su disco
La noche fue, sin duda, especial para el público. ¿Cómo olvidar ese 27 de febrero en que todos los presentes tomaron la palabra y sacaron, de lo más profundo, fuerzas para cantar “...
Con esa canción, a las 7:45 p. m., pasó al frente del escenario junto a sus músicos, para despedirse.
La reverencia del artista se le devolvió convertida en un mar de aplausos. No lo dudó para corresponder al cariño de tantos espectadores, con otros temas, una seguidilla de canciones muy queridas como
Luego hizo una pausa para contar una entretenidísima historia de un profesor que lo dejó en un curso y gracias a él, decidió ser artista.
Siguió con
Finalmente, mandó a todos de regreso a casa con el tema