“El calipso estaba a punto de morir”; así de directo fue Alfonso Giante Goulbourne, intérprete de calipso y miembro del grupo Kawe Calypso, cuando habla de la realidad del género en Cahuita. Lo bueno es que él es parte de un grupo de músicos que quieren asegurarse de que eso no pase.
¿Cómo lo lograrán? Enseñándoles a niños y jóvenes a interpretar este contagioso ritmo, cuyo máximo referente en todo el pueblo es Wálter Ferguson.
Danny Williams, también integrante de Kawe Calypso, explicó que la idea surgió tres años atrás, con apoyo del Ministerio de Cultura.
Comenzaron con niños de primaria y secundaria; no obstante, no pudieron continuar porque la ayuda económica se terminó.
Sin embargo, lejos de quitarles el impulso, estos músicos tocaron puertas y la Asociación de Desarrollo Integral de Cahuita les donó instrumentos para continuar.
Ahora, ya tienen una nueva fecha para comenzar, motivados por la idea de mantener el legado de un pueblo donde el calipso forma parte de su historia.
Con una modesta pero muy útil cantidad de instrumentos como quijongos limonenses, maracas, claves, banyos y otros instrumentos más, el 4 de julio comenzarán a enseñar a niños de la comunidad.
“Lo que queremos es enseñarles a los niños y darles seguimiento, que vean que el calipso es parte de sus raíces”, afirmó Williams.
La idea es comenzar con un grupo de 20 estudiantes, quienes avanzarán según el entusiasmo que muestren. Los instrumentos que más trabajo les dan a los niños son el banyo y la guitarra, según Goulbourne, pero ellos están dispuestos a trabajar duro por su objetivo.
Por ahora hay jóvenes como Roberto Smikle, de 17 años, y Saskia Villegas, de 15 años, quienes aprendieron a tocar instrumentos como el quijongo y la tumbadora. Incluso, Saskia aprendió a cantar.
“Me llama la atención el calipso, desde pequeño. Ya son tres años desde los primeros talleres. A muchos ya no les interesa, pero tocar es divertido; cuando uno comienza a tocar, uno se alegra”, aseguró Smikle.