Sendas obras de tres grandes compositores de la ilustre tradición austro-germana formaron el programa de la única presentación aquí, el sábado anterior, en el Auditorio Nacional, del Trío Guarneri, afamado conjunto instrumental de violín, violonchelo y piano constituido hace 25 años en Praga.
El grupo asumió el nombre porque emplea instrumentos de cuerdas fabricados por los excelsos lutieres cremonenses Andrea Guarneri y su nieto, Giuseppe del Gesù.
A la prolífica producción de Franz-Joseph Haydn (1732-1809) se deben 45 tríos y sus últimos ensayos, como el
La evolución del género prosiguió con los compositores románticos, como el
El recital empezó con la lectura amena y equilibrada del trío de Haydn, que se encuentra entre los más bienquistos del compositor, sobre todo debido al risueño y enérgico
A continuación, el Trío Guarneri forjó una versión cálida, lírica y luminosa del primero de los cuatro tríos de Brahms, que puso fin a la primera mitad del recital.
Pasado el intermedio, los músicos checos moldearon una interpretación intensa y apasionada del primero de los dos tríos de Mendelssohn, en la que resaltaron el brío del alegro inicial; la soñadora calma del andante; la presteza e ímpetu del
Dados los impuestos abusivos que tasan las presentaciones culturales, hacía tiempo que un conjunto de cámara de la excelencia musical del Trío Guarneri no visitaba el país.
Su desempeño egregio en las tres obras del programa levantó la aclamación del público, entusiasta pero menos numeroso de lo que hubiera sido deseable.
Fuera de programa, el Trío Guarneri respondió a los aplausos insistentes con la última