Para dar de beber, a Chayanne no le pesa la mano. A menos de un año de su concierto en suelo tico –11 meses y 12 días, para ser exactos– el puertorriqueño está de vuelta, con toda certeza, para apagar la sed de ese público suyo que le profesa afecto hasta llenar un estadio.
Será el Estadio Ricardo Saprissa, el mismo espacio donde logró coros gigantes el 19 de junio del 2010, el que recibirá, ahora el 7 de mayo, otra presentación del
Esta nueva etapa de la gira, que comenzó en marzo del año pasado, tiene a Chayanne ocupado hasta los huesos. Parte de esa apretada agenda es hablar con los medios, y ayer conversó con
(Se ríe a carcajadas) ¡Hasta en patines!
¡Qué bonito! Hay cantidad de material de esa época que a veces veo. En Costa Rica, Guatemala, Panamá fue donde fueron parte de mis comienzos.
Claro, y fue increíble. Centroamérica me dio un apoyo grandísimo en mi comienzo como solista con
Estoy de gira desde marzo del 2010, y cuando vas de gira a un teatro, a una arena, a un estadio, ves las caras de tres generaciones con alegría y con sonrisas en ellas; con complicidad; con memoria.
Sí, me han dicho: ‘mira, mi abuelita no va a ningún sitio, pero la tuve que traer aquí’. ¡Qué bello!
(Se ríe) ¿Sabes? A mí me gustaría estar alguna vez entre el público; lo que pasa es que no puedo clonarme; no puedo estar en el escenario y entre el público. Siento que el público sabe que yo estoy enfocado en hacer bien mi
(Ríe) Me lo dicen los técnicos y mi gente del equipo de trabajo. Me dicen: 'mejor aléjate que esa te parte en dos'. Me parece muy bonito.
Lo que yo tengo es amor y creo que eso es lo que la gente ve, amor. Estoy tan agradecido de que estén ahí; estoy tan agradecido de ese cariño que me dan, que es una complicidad, un intercambio de energía, algo mágico. No se puede explicar.
“Cuando salgo al escenario estoy nervioso, es como que ir a ver una novia que no veo hace mucho tiempo. Estoy nervioso y a la vez feliz, y esa energía, a la larga, es también una protección.
“Creo que parte de todo ese amor es también el hecho de que en todos los años de la carrera uno ha respetado a los demás, ha respetado los códigos y eso te da credibilidad”.
Sí, soy una persona religiosa pero dentro de lo normal. Crecí dentro de la fe católica y respeto todas las iglesias porque a la larga le rezamos todos al mismo Dios. Vengo de los principios de respeto a los mayores, del ‘diga usted’, ‘permiso’, abra la puerta y ofrezca la silla...
Exacto, del diga ‘permiso’ si va a hablar. Esa estructura que fue con la que me fui (de gira con Los Chicos cuando era un niño) me protegió cuando estaba solo.
“Me decía: ‘¿cómo hago?’ y puse en práctica lo que me dijeron mi abuelo, mi padre, mi madre. Y cuando lo puse en práctica eso me defendió y me protegió, y decidí que iba a seguir haciendo eso. Es un código que es la única defensa que tiene un niño cuando se va.
Muy chiquito. Tenía diez años y luego crecí en el mundo.
No lo puedo explicar, simplemente me aferré a las tradiciones de mi país; como dicen: ‘el que está al lado de la playa no va a la playa’. Quieres ir a Puerto Rico para las Navidades; quieres ir el Día de las Madres; quieres ir el Día del Padre.
“Para el Día de Acción de Gracias me enseñaron a estar en esa mesa; ese día y en Navidad no hay
Sin duda, claro que valió la pena. La música me la puso la vida en el camino, y es cierto lo que dices, yo pude haber tomado otro camino pero decidí quedarme y lo he disfrutado plenamente. Vivo las líneas paralelas de la música, de la actuación, de ser empresario, de tener familia pensando que lo más importante es mantener el balance.
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