San José
La escritora Julieta Dobles ha consagrado su vida a la poesía. Por esa labor incansable fue escogida como la ganadora del Premio Magón 2013, el máximo galardón a la cultura costarricense.
Entre sus libros se encuentran Reloj de siempre (1965), Amar en Jerusalén (1992) y Hojas furtivas (2007). Seleccionamos tres poemas de distintos volúmenes de poesía para permitirle conocer mejor la creación literaria de Dobles. Muchos de sus poemas se concentran en el tema de la naturaleza, muchos de ellos en verso libre y con carácter narrativo.
De palabras
La palabra, tu palabra
es un barco certero hacia el deseo.
Lanza tan primitiva,
caricia tan urgente,
lindando casi con el rojo
mordisco de lo obsceno.
Tu palabra me sobresalta,
me desata, me incita.
Plenamente verbal,
me humedezco de esencias germinales,
y se activan mis manos,
mi cuerpo, mi palabra también
para dormir el aire con la tuya.
Tu palabra, furtiva entre mi oído,
moscardón malicioso,
me cosquillea el instinto.
Subleva mis silencios
y, exacerbada de penumbras,
nos acerca y nos une
en esa vieja danza
de los cuerpos deseantes y absolutos.
Tu voy y mi voz se están amando
entrecortadas, susurrantes,
plenas de excitaciones, de turgencias,
de alientos agresivos o ternísimos,
entre un silencio despeinado y gozoso.
Palabras que se tocan,
se muerden, se estremecen
sn esa enredadera de deseos
que es sólo aire empapado y aromoso.
Hacemos el amor también con la palabra.
Apuestas
Tú pones los silencios auspiciantes,
vestíbulo del ansia
en tu sonrisa de muchacho con soles.
Yo pongo la poesía.
Tú, esas manos de móvil expertez
que trazan tatuajes invisibles y ávidos
sobre el escalofrío de mi piel.
Yo pongo la poesía.
Tú, el beso,
puerta de mudos goznes al deseo.
Yo pongo la poesía.
Tú, las lanzas osadas y profundas,
sagradas armas, siempre nuevas
en la vieja irreverencia del amor.
Yo pongo la poesía.
Tú, esa ternura tuya,
sábana singular
que me rinde y me vuelca.
Yo pongo la poesía.
¿Y la música de los cuerpos,
perdurable en su hermosa brevedad,
triunfante cada día frente a la destrucción?
Ah, esa la ponemos los dos,
Tañedores expertos del deseo...
Lección indispensable
Deja así las almohadas,
no las cubras.
Ni despereces la colcha y su jardín
de estampados ansiosos.
En él hemos jugado a ser eternos,
a recoger las mínimas migajas del placer
con que la vida quiere agasajar
nuestra bella osadía.
No importa que lo sepan:
tú yo hemos pasado
dos horas de eterno regocijo,
y nos hemos amado
como si el tiempo nos perteneciera.
Ahora llega la noche.
Te bañas y despides,
con esa sonrisa que amo tanto,
placentera, feliz, cómplice, mía.
Aquí, donde nos hemos dado tanta luz,
uno en el otro.
Yo, fundida a la ternura.
Tú, con el halago tierno
de quien se ha vuelto experto de caricias.
Conmigo has aprendido
esa alta ciencia mutua del placer
y eres converso aventajado
en esta hermosa devoción del gozo.
Vuelve mañana, amado.
Que tenemos aún mucha materia
para aprender despacio y dulcemente.