Hace pocas semanas estuve en un ciclo que ofreció el Centro Cultural de España en homenaje a ese gran escritor de cine, el guionista Rafael Azcona. Su filmografía es bárbara, es difícil señalar sus mejores guiones tal la creatividad y el talento de Azcona, así desde
He de decir que sentí un fuerte amor cinéfilo cuando, al principio de la película, se le rinde homenaje a Azcona y se le dedica este trabajo, dirigido por José Luis Cuerda y con una eximia labor de la actriz Maribel Verdú, quien lleva el pálpito de la trama con mucha emoción dramática para hacer, de este filme, un acercamiento muy humano al amor de madre, esposa y mujer.
Los hechos se ubican en los años siguientes a la Guerra Civil Española, con la dictadura de Franco en franca complicidad con la iglesia católica. Fue una represión cruel sufrida por los republicanos y por quienes disentían de la dictadura. Esa represión llegaba a los núcleos más íntimos de las personas, fuera por sus ideas políticas, por sus orientaciones sexuales o por enfrentarse a Hitler, de quien Franco era su aliado.
Así se presenta el contexto de la trama (el contexto es parte del texto). Luego, la historia se adentra en el hogar de Elena, valerosa y sensible mujer, encarnada por Maribel Verdú. Ella esconde en su casa a su propio esposo republicano (Javier Cámara, bastante contenido con su actuación), por lo que se hace pasar por mujer viuda. Su hija está embarazada de su novio, joven comunista enfrentado a la dictadura, y su otro hijo asiste a una escuela regentada por sacerdotes.
Por esa ruta, el diácono Salvador se enamora de manera lujuriosa de Elena y el conflicto estalla de manera intensa, llevando a la tragedia. Hay que resaltar el magnífico papel del actor Raúl Arévalo como el religioso lascivo, en un momento en que el catolicismo es un instrumento ideológico del poder político.
El director José Luis Cuerda pone un ritmo pausado para hacer que el drama transite por las emociones de los personajes y que así lo sintamos, en su hondura anímica, aunque se pierde la sutileza: el filme es muy directo en lo que quiere decir y, para ello, se apoya en la buena fotografía y el buen subrayado de la música. Son golpes emocionales los que uno recibe en la butaca.
Debo señalar, otra vez, la importancia de este ciclo que nos está ofreciendo la cadena Cinemark. Se titula Cámara alternativa. Los títulos ofrecidos, hasta hoy, nos acercan a un cine diferente, marcado por la fuerza conceptual, que de otra manera no veríamos en pantalla grande por aquí.
Hoy,