Un rostro indígena escondido tras enérgicas pinceladas y una serie de vasijas y esferas precolombinas en medio de una exuberante vegetación, son algunos de los elementos que la artista Hannya Buentemeyer presenta en su muestra
Esta exposición se lleva a cabo en el Instituto de México y en ella se incluyen 34 obras en óleo que Buentemeyer elaboró durante los últimos 30 años.
“Le doy un sentido simbólico a la naturaleza y a la evolución”, indicó la autora.
“Quisiera con esto concientizar sobre la importancia de valorar nuestras raíces, tanto la naturaleza como nuestros antepasados”, dijo.
“Pienso que estamos vendiendo y destruyendo la naturaleza. Lo autóctono ya no se toma en cuenta”, aseveró Buentemeyer.
Esta necesidad de conservación la ha plasmado en sus piezas, las cuales tienen un hilo conductor que la artista denomina “movimiento energético”.
“Yo considero que cada cosa tiene su energía. Aun cuando los seres vivos mueren, la energía se transforma, no desaparece”, explicó la artista.
La obra más antigua de las 34 de esta exposición se denomina “
“Es el futuro que nos espera si seguimos descuidando los recursos del país”, indicó.
Muchas otras piezas retoman la naturaleza por medio de flores, como orquídeas y cielos abiertos con aves que lo surcan.
Buentemeyer también recoge fuertemente el concepto indígena, valiéndose de la figura de las esferas precolombinas, a través de las cuales se nota una evolución en el mensaje en su obra. “Creo que mi crítica no va en contra del progreso, sino del uso indebido de los recursos”, argumentó.
La muestra