El Premio Nobel de Literatura 2012 les presentó a muchos lectores costarricenses al escritor chino Mo Yan, prácticamente desconocido por estos lares.
Mo Yan –seudónimo que en chino significa “no hables”– lleva cerca de 30 años de hablar, algunas veces más de la cuenta, sobre la compleja situación de su país por medio de su obra literaria.
El jurado de la Academia Sueca distinguió al escritor de 57 años con el Nobel por “fusionar, con un realismo alucinante, cuentos populares, historia y lo contemporáneo”.
Mo Yan –cuyo verdadero nombre es Guan Moye– es uno de los escritores más prolíficos y renombrados de China, y sus obras han sido traducidas a varios idiomas como inglés, francés, alemán, sueco y español. Su novela más conocida en Occidente es Sorgo rojo (1987), gracias, en parte, a la versión cinematográfica homónima dirigida por Zhang Yimou, la cual ganó el Oso de Oro (mejor película) en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en 1988. En varias informaciones publicadas a raíz del Premio, los críticos y estudiosos de la literatura han destacado el hábil manejo que hace Mo Yan de la tradición popular china, la perspectiva histórica y el contexto actual de su país para hilar historias con una complejidad similar a la de autores como William Faulkner.
A pesar de la distancia geográfica y linguística, el propio Mo Yan ha reconocido al escritor colombiano Gabriel García Márquez como a una de sus principales influencias literarias. “ Tras leer siete páginas de esa novela ( Cien años de soledad ), en la que entré atraído por su primera frase, encontré inspiración para mi propia obra”, declaró Mo Yan en mayo del 2011 durante la presentación de la primera traducción oficial al chino de Cien años de soledad en Pekín
En Costa Rica, sin embargo, este autor es apenas conocido. El escritor Alfonso Chase se confesó gran admirador de la obra de Mo Yan y aplaudió la decisión de la Academia Sueca. “Es un magnífico escritor que supo absorber los aportes literarios de grandes figuras como Proust, Hemingway, Faulkner y García Márquez para exponer los grandes problemas que vive la sociedad china, y de los que él mismo ha sido protagonista”, dijo Chase.
El decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, Albino Chacón, ha estudiado la literatura china contemporánea y destaca la particular condición de Mo Yan como intelectual en comparación con otros de sus compatriotas disidentes o exiliados. “Es un caso interesante, pues, pese a que sus obras han sido muy críticas del sistema político y del Partido Comunista chino, el Gobierno lo reconoce como ciudadano y como difusor cultural”, opinó.
Según Chacón, a pesar de que las novelas de Mo Yan no son complacientes con el régimen e incluso algunas fueron censuradas por su contenido crítico, la forma en que el escritor comunica su mensaje, podría ser la clave de su relación relativamente “armoniosa” con el Gobierno. “Ha tenido un perfil bajo, ha levantado su letra y no su voz, y nunca ha salido de China. Al parecer, el oficialismo es más tolerante con la crítica hecha desde dentro. Sus ataques no son directos, pues se vale de recursos literarios no realistas para exponer la corrupción política y los mecanismos de supervivencia de las masas campesinas y los pobres citadinos”, declaró.