El escritor chileno Hernán Rivera Letelier, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2010, visitó Costa Rica para compartir las inusitadas andanzas del Cristo de Elqui, un predicador errante que recorrió el desierto de Atacama por 22 años y se obsesionó con una prostituta beata.
El autor presentó en el país su novela
“Mi padre fue un predicador evangélico a los cuatro vientos y yo mismo desde niño estuve en busca de un Cristo, pero lo que me ofrecían las iglesias estaba muy alejado de mis expectativas. Yo quería un Cristo más humano, con contradicciones, que incluso fallara en sus milagros y que tuviera sentido del humor”.
Ni bueno ni malo, simplemente humano, el Cristo de Elqui es un hombre convencido de ser la reencarnación del Hijo de Dios y destinado a cumplir con una misión evangelizadora en la Tierra.
Ese Mesías harapiento, que predica la palabra de Dios por el desierto más seco del planeta, es el mismo que ronca como locomotora vieja, se escarba la nariz, deja escapar estruendosos pedos y disfruta de intensas jornadas sexuales con sus discípulas.
“El Cristo de Elqui está inspirado en un predicador real: Domingo Zárate Vega, que ocupó primeras planas en los periódicos chilenos durante la primera mitad del siglo XX. Murió en Santiago de Chile en 1972 a la edad de 75 años, pobre y olvidado”, explicó.
El humor casi surrealista alrededor del Cristo contrasta con el drama del contexto en que se desenvuelve la historia: las condiciones infrahumanas que padecieron los obreros de las salitreras chilenas. El rostro de Rivera Letelier –curtido por el sol– delata 30 sufridos años que experimentó como minero de salitre.
“El gran personaje en mis novelas es el desierto de Atacama, con su aridez, su hostilidad y su inmensidad. Como obrero de las salitretras, participé en huelgas, comí de las llamadas ollas comunes y viví en carne propia las injusticias de ese trabajo esclavizante”, recordó.
Ella aspira a convertirse en santa y, más que clientes, ella recluta feligreses. “ Creo que el humor es un recurso universal que captura el interés del lector en cualquier momento, pero hay que saber dosificarlo”, opinó el autor.
Rivera Letelier afirmó que su estilo de escritura es más bien intuitivo: “ La historia en sí misma es la que me dicta el lenguaje, la estructura, el tipo de narrador y el tono del relato”.
El autor afirmó que está trabajando en tres novelas simultáneamente, pero no quiso adelantar detalles, pues “eso es de mala suerte”. Luego de Costa Rica, el escritor visitará Guatemala.