Estocolmo. EFE El escritor chino Mo Yan, que recibió ayer el Premio Nobel de Literatura, describe en su obra un pasado de China que “es una revisión convincente y mordaz de 50 años de propaganda”.
Con esas palabras se refirió al escritor el presidente del Comité Nobel de Literatura, Per Wästberg, durante la alocución con la que le presentó antes de que recogiera de manos de rey Carlos Gustavo de Suecia la medalla y el diploma que acreditan el premio.
El Konserthuset (que es una Sala de Conciertos) de Estocolmo acogió un año más la entrega de los premios Nobel, en una ceremonia presidida por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.
De todos los galardones entregados ayer el que más expectativa había suscitado fue el de Mo Yan, pues desde que se conoció la atribución del premio recibió fuertes críticas de disidentes chinos por considerarle un intelectual del régimen. Los premios fueron entregados con el orden habitual, de modo que los primeros en recibir sus galardones fueron los laureados en Física, David J. Wineland y Serge Haroche, elegidos por haber abierto una “nueva era” en la física cuántica. En Química se reconocieron los estudios de Robert J. Lefwokitz y Brian K. Kobilka sobre receptores celulares, a través de los que logran sus efectos casi la mitad de los medicamentos. El británico John B. Gordon y el japonés Shinya Yamanaka, merecieron la distinción en Medicina por demostrar que las células adultas pueden ser reprogramadas para desarrollar cualquier tipo de tejido. Los últimos en recoger sus medallas de manos del rey fueron los estadounidense Alvin E. Roth y Lloyd S. Shapley, por sus trabajos sobre el diseño de los mercados y su teoría de las asignaciones estables, que les valieron el premio de Economía.