El 6 de marzo de este año, la serie Mythbusters emitió, en Estados Unidos cuando menos, el último de sus episodios, tras 14 temporadas y 13 años al aire. Fue la serie más longeva en la historia del canal Discovery.
El show convirtió hasta cierto grado y durante un cierto tiempo a sus protagonistas, Adam Savage y Jamie Hyneman, en pequeñas celebridades televisivas, especialmente apreciadas en Internet.
Tiene sentido, desde luego, porque el programa que Savage y Hyneman conducían era, en esencia, una fábrica de argumentos perfectos para las discusiones que suelen generarse en redes sociales, foros y otros sitios en línea en los que la gente se reúne para conversar y, por supuesto, pelear.
Es evidente a la observación simple: las discusiones en Internet rara vez son respaldadas por sustancia, y más bien tienden a quedarse en lo superficial, en lo emocional e, incluso, en el mito, en la mentira difundida y tomada por cierta sin que medie ningún control de calidad o de veracidad. Haga la prueba: ingrese a su perfil en la red social que le plazca. Bastarán minutos para que alguien, sea un conocido, un amigo o un contacto distante, emita un juicio basándose en un dato que, al mirarse con detenimiento, resulta cuando menos dudoso.
Es normal. Es humano.
Mythbusters no quería ser humano. Quería trascender, ir más allá. Ser, incluso, aguafiestas. Todo con tal de desmentir los mitos y ocurrencias más difundidas en la cultura popular y, por extensión, en la conversación diaria, en la experiencia humana, en Internet.
Hoy, un par de semanas después de que la serie finalmente emitiera sus despedidas y se marchara con una explosión –literalmente, pero ya hablaremos de eso–, el galardón al mayor mito que Savage y Hyneman llegaron a desmentir, tras 14 años, sigue siendo el mismo: ¿es posible trabajar y convivir con alguien a quien se odia?
Cazar el mito
El propio 6 de marzo, el día en que se transmitió el episodio de cierre de la serie, Business Insider publicó una entrevista con Adam Savage en la que el estadounidense dijo: “Mi relación con Jamie ha cambiado radicalmente, pero al mismo tiempo se ha mantenido igual. Ninguno de nosotros ha ocultado nunca que no somos amigos”.
Agregó que la fricción no es nueva; que nunca se han llevado bien a nivel personal en los 25 años que tienen de conocerse, pues ya antes de Mythbusters habían laborado codo a codo. “Nunca hemos cenado juntos. Escogemos no pasar tiempo juntos salvo que sea necesario”.
¿Cómo se trabaja con una persona durante un cuarto de siglo sin sentir el menor apego por esta? El de Savage y Hyneman parece ser un caso que ni el mejor departamento corporativo de Recursos Humanos podría resolver.
La serie nació gracias a una propuesta que el productor y escritor australiano Peter Rees le realizó a los ejecutivos del canal Discovery en el 2002. Sin embargo, la semilla original que Rees intentó plantar era un tanto distinta. Su nombre original era Tall tales or true , que en español significa algo así como “Exageraciones o verdades”, un concepto similar al de Mythbusters pero al que le faltaba cierta sazón. Discovery rechazó a Rees de plano, pues ya tenía en producción un show similar.
Rees, entonces, pulió su propuesta y regresó a Discovery con una idea nueva. El objetivo era mezclar ciencia, comedia y cultura popular en un programa de 45 minutos por episodio, en el que las leyendas urbanas más difundidas serían sometidas al método científico. La idea gustó en las oficinas del canal, y se ordenaron tres episodios piloto.
Rees tuvo entonces la responsabilidad de encontrar rostro y voz carismáticas para protagonizar su show . Se abrió una prueba en la que varios artistas de efectos especiales enviaron videos suyos para ser considerados por la cadena. Para entonces, Rees ya tenía su ojo puesto en Hyneman, con quien ya había trabajado de previo.
En efecto, Hyneman fue seleccionado y aceptó el trabajo, con una condición: que se contratar a Adam Savage, con quien ya había compartido labores en varios comerciales y en la serie de televisión BattleBots . Hyneman se consideraba a él mismo muy poco interesante como para llevar por sí solo el estandarte del show .
Enemistad mitificada
Durante la siguiente década y media, Savage y Hyneman se dedicaron a ser algo así como científicos locos. Eso sí, científicos con la bendición y el presupuesto de un gran cadena televisiva detrás, lo que les permitió ganarse el beneplácito del público: durante sus mejores años, Mythbusters promedió audiencias de un millón de televidentes por episodio.
En una ocasión, hicieron explotar una mezcladora de cemento utilizando un compuesto de fertilizante y diesel. Del camión solo sobrevivió el eje de las llantas. En otra oportunidad intentaron conducir una motocicleta sobre el agua, lo que requería que el vehículo alcanzara velocidades exorbitantes.
En varias escenas hicieron –o, cuando menos, intentaron hacer– volar carros impulsados por cohetes. También escaparon de vehículos que se estaban hundiendo, e intentaron abordar un avión que ya había despegado.
Nunca perdieron consciencia de cuán importante era su rol en esa extraña comunidad universal que es Internet, y por ello mismo dedicaron su antepenúltimo episodio a mitos propuestos por los usuarios de Reddit, uno de los mayores foros del planeta.
Todo lo anterior funcionó, durante 282 episodios, a la perfección y generó audiencias fenomenales para Discovery, sin que sus protagonistas pudieran siquiera soportar el tono de voz del otro.
En una conferencia realizada a finales del 2014, Savage dijo que no había una razón específica para la fricción, y que a ninguno de los dos les interesaba solventarla, en tanto no representaba un problema para su modelo de trabajo; de hecho, más bien lo mejoraba: “No tenemos miedo de decir algo que vaya a lastimar los sentimientos del otro, porque no nos importa. Gracias a ello, la mejor idea siempre prevalece, sin importar de quién haya sido”.
Esta mala relación, en efecto, nunca representó un problema para la producción. De hecho, en un principio, la tensión entre ambos solía jugar un papel en los guiones de los episodios. Sin embargo, esto se normalizó un poco tras las primeras temporadas, pues ambos conductores prefirieron mantener la animosidad fuera de escena.
“Nos desesperamos mutuamente, pero cada vez que esto sucede, lo expresamos directamente, lidiamos con ello y seguimos adelante”, dijo en el 2014 Hyneman a Access Hollywood. “Hay momentos en los que no tenemos ningún deseo de estar con el otro, pero lo hacemos funcionar”:
Mythbusters ha muerto, y es probable que Adam Savage y Jamie Hyneman nunca más vuelvan a pasar un solo segundo de sus vidas juntos. No que haga falta. Tras de sí dejaron unos 12.690 minutos que prueban que, en efecto, el mito es falso: es posible pasar una vida entera sin soportar a alguien. Y, también, a punta de respeto y trabajo, es posible dejar la enemistad, al menos momentáneamente, detrás.