Nicoya. Fue en el noticiero de la noche del lunes que una vecina de Sámara se enteró de que era el primer caso autóctono de zika en Costa Rica.
Pocas horas antes, en una conferencia de prensa, el Ministerio de Salud informó de que dos mujeres nicoyanas, entre ellas, una embarazada, eran las primeras enfermas que habían contraído el virus en el país.
Hasta la mañana del martes, la joven de 24 años y con 38 semanas de embarazo, no había sido notificada, según contó con cierto enojo a La Nación . Ella pidió que no se publicara su nombre ni una imagen donde se le reconociera.
Esta mujer espera su segunda hija. Vive junto a su padre, obrero de construcción, y a su otra pequeña, de tres años en una casa de madera, a unos 100 metros de la playa.
Según contó, los dolores en las articulaciones, el ardor en los ojos y la picazón en la piel comenzaron la madrugada del lunes 8 de febrero. “Más bien pensé que era chikunguña, porque mucha gente ha enfermado de eso aquí”, dijo la mujer.
Acudió al Ebáis de Cangrejal de Sámara dos días después, y una doctora la refirió al Hospital La Anexión, en Nicoya, por sospecha de zika.
Siguieron varios exámenes, el último de los cuales fue el sábado para verificar que su bebé está bien.
La única recomendación que le dieron en el Ebáis fue usar repelente. “Nunca lo compré. Eso cuesta como ¢7.000”, dijo.
”Tampoco me dijeron que no saliera de la casa, solo me recomendaron ponerme repelente", dijo la paciente, quien es madre soltera.
La dilatación ya comenzó, aunque solo experimenta ligeros calambres en su pierna derecha.
Ella sabe que es paciente de alto riesgo porque el nacimiento de su primogénita fue difícil y por cesárea. Ya le dijeron que su segunda hija también nacerá con ayuda de esta cirugía.
Lo que no sabe porque tampoco se lo han comunicado es que también es paciente de alto riesgo por el zika, aunque lo sufrió en las últimas semanas de embarazo y eso redujo los riesgos de que la bebé presentara microcefalia (cabeza pequeña).
El próximo control, si la bebé no nace antes, será dentro de dos semanas.
A menos que, ahora sí, la visiten antes los funcionarios de salud para comunicarle la noticia a la protagonista.