A sus 42 años, doña Yolanda Céspedes Salazar lleva 35 dedicados a la venta ambulante. Desde el amanecer y hasta avanzada la noche, durante todos esos años, las revejidas aceras de la calle ocho de San José han sido su único sitio de trabajo.
Malas y buenas ventas, correteos de la policía, pérdida de sus productos, ya son parte de su ajetreo diario. Pero ahora se enfrenta con un cambio. La Municipalidad de San José pretende reubicarla, junto con otros 200 vendedores provisionales, en las instalaciones de lo que fuera el telar Los Leones, edificio ubicado en calle seis y avenida siete.
Doña Yolanda -al igual que la mayoría de sus colegas- se opone rotundamente al cambio, no solo por considerar que el punto no es comercial, sino porque la zona donde se ubica resulta muy peligrosa tanto para ellos como para sus clientes.
Pero esta no es la única oposición que afronta la iniciativa municipal, la última de una serie de propuestas de solución al problema que representan más de 450 vendedores que circulan a diario por las vías capitalinas.
Lento camino
Un préstamo por ¢140 millones solicitado por la Municipalidad de San José al Banco Popular desde enero de 1995, con el fin de comprar el terreno, se encuentra aún en proceso de precalificación. El trámite está suspendido porque el municipio no cumplió con uno de los requisitos solicitados por la institución bancaria.
Según explicó Gerardo Arauz, gerente general del Banco Popular, la junta directiva de la entidad conoció, en enero, la solicitud del municipio y tras el proceso de precalificación, le pidieron llenar algunos requisitos no incluidos en la petición, los cuales aún no satisfacen.
Arauz se refirió específicamente a la presentación de los estados financieros auditados por una firma externa a la Municipalidad. Luego, en abril, el comité especial de crédito conoció la justificación de los ediles, quienes argumentaron que todos sus movimientos contables los conocía la auditoría interna y la Contraloría General de la República.
No obstante, según Arauz, se condicionó, para seguir con el trámite del préstamo, que la Auditoría General de Entidades Financieras (AGEF) consintiera una excepción al municipio en la presentación de ese requisito.
Ileana Duarte, jefa de la División de Crédito de Desarrollo del Popular, informó que la AGEF aún no se ha pronunciado, por lo cual el trámite está suspendido.
Johnny Araya, ejecutivo municipal de San José, sostiene que ellos presentaron al banco suficiente garantía como para que se les otorgue esa excepción, por cuanto contratar una auditoría externa atrasaría demasiado la reubicación de los vendedores.
"Ofrecimos el terreno como garantía y, además, les entregaríamos una suma en bonos a plazo fijo, los cuales pasarían a manos del Banco Popular. Creemos que eso es una muy buena garantía", señaló Araya. Explicó, asimismo, que ya incluyeron en su presupuesto los fondos necesarios para cubrir la deuda y buscar una solución definitiva al problema.
Incertidumbre
Para los protagonistas de la historia -los vendedores-, este ir y venir solo confirma la falta de interés político y de capacidad que han demostrado quienes tienen en sus manos la tarea de resolver su problema.
Así lo mencionó Gerardo Chavarría, presidente de la Asociación Coordinadora de Vendedores de la Calle Ocho, para quien la mejor opción sería la de construir un mercado peatonal en los 200 metros de esa calle, o sea entre las avenidas central y tercera. No obstante Johnny Araya no mencionó a La Nación que aún se contemple esa posibilidad.
Chavarría dijo que para sus compañeros vendedores es muy difícil aceptar pasarse al telar Los Leones, pues consideran que es un proyecto que se efectuará a muy largo plazo, con el fin de "limpiar" la zona y crear un verdadero punto comercial.
Mientras tanto, si usted circula por la calle ocho, podrá encontrarse entre la multitud de comerciantes provisionales a doña Yolanda Céspedes, para quien aún persiste la incertidumbre sobre si cambia o no el sitio donde ha trabajado durante los últimos 35 años de su vida.
Criterios en contra
Consultados en sus propios sitios de trabajo, en la calle 8, los vendedores callejeros se mostraron reacios a un posible traslado al edificio del antiguo telar Los Leones.
Gerardo Rivera. Habría que ver muy bien la posibilidad de ventas en ese lugar porque la gente ya está acostumbrada a comprar en este lugar y no van a caminar aunque solo sean 300 metros más.
Yarula Barquero. Uno aquí se la anda jugando y si los de la Asociación nos dicen que tenemos que irnos, nos vamos porque ellos son los que saben si nos conviene.Rafael Serrano. Yo digo que no. En aquel rincón qué va a agarrar uno, si aquí donde estamos ahora está mala la cosa, imagínese si nos mandan para allá.
María del Pilar Salazar. Definitivamente, no nos sirve ese lugar, ahí no es como para trabajar porque es la zona roja. Todos saben que es peligrosísimo, para nosotros y para los que vienen a comprar.
Francisco Salas. La mayoría no estamos de acuerdo, menos como es esa zona de peligrosa. Tendrían que meter muchas paradas de buses como hicieron en la Coca Cola; si no, no nos vamos.