¿Pecó usted al adelantar, en marzo anterior, que el costo del peaje iba a ser de ¢1.200?
No porque nosotros establecimos las tarifas con lo que nosotros, como ciudadanos, propusimos. Luego nos dicen que nos sentemos con los ingenieros y se amplió la obra y se metieron más carriles.
Usted siempre habló del tamaño que iba a tener la carretera y que iba a costar ¢1.200. Pero cabe cuestionarse si no era mejor esperar a reunirse con los expertos antes de anunciar montos.
Brinquémonos ese paso y lleguemos donde estamos ahora. Por ejemplo, si el concreto sale más barato, eso baja el costo. Entonces, hasta que lleguemos a la etapa constructiva vamos a tener certeza absoluta del costo. Nos dice la gente que sabe que cuando una obra llega a etapa de licitación, las empresas se bajan hasta un 15%.
Ahora bien, ¿cómo siente que tomará la población un aumento en los peajes actuales sin tener obra cuando por lo que pelearon fue por el monto de los peajes?
Yo creo que el pueblo está sediento de progreso. Esta obra se va a empezar a pagar con ¢1.000 que ya de por sí el Consejo Nacional de Vialidad estaba dispuesto a subir, independientemente de que se haga la obra o no.
”Y ¢1.000 es una cifra simbólica y la gente va a tener tres años para ver la supercarretera que se está construyendo”.