Para algunos es una sorpresa; para otros, una realidad con la que la sociedad costarricense debe empezar a convivir y adaptarse. Sí, la tasa de divorcios ha aumentado en los últimos cinco años.
De acuerdo con datos aportados por el Departamento de Planificación del Registro Civil y cuyos cálculos fueron elaborados por La Nación, los casos de divorcios por cada mil matrimonios pasaron de 25,42 en 1990 a 35,34 durante 1995.
Julio Cordero, del Departamento de Inscripciones del Registro Civil, y Ana Hazel Villar, de la misma dependencia, reconocieron, sin embargo, que en Costa Rica no todos los divorcios son registrados.
Para muestra un botón. En 1994 se inscribieron 3.385 divorcios, pero, de acuerdo con los datos aportados por la Corte Suprema de Justicia, en ese período se tramitaron 6.165.
El ascenso también se observa en las cifras brindadas por la Corte puesto que de 1992 a 1994 se presentó un crecimiento en este tipo de separaciones del 17,6 por ciento (de 5.242 a 6.165, respectivamente).
40 divorcios por semana
Solo en los dos juzgados de familia de San José se atiende semanalmente un promedio de 40 solicitudes de divorcio y el Tribunal Superior de Familia analizó el año pasado alrededor de 900 apelaciones, dijeron los jueces de familia Olivier Quirós Pérez y Olga Marta Muñoz González.
Las causas por las cuales las parejas costarricenses recurren al divorcio son variadas, pero según estos juristas, el adulterio y la sevicia (maltrato o agresión) son las más importantes.
Y aunque el Código de Familia establece la vía del divorcio por mutuo consentimiento, aquí las parejas emplean la ruta contenciosa, que es la que más conflictos genera.
De acuerdo con el National Center Health Statistics (NCH), en Estados Unidos la tasa de divorcios se ha mantenido muy estable desde 1988. Los datos provisionales para 1993 revelaron un promodio de divorcios de 4,6 por cada mil pobladores.
Si hiciéramos en Costa Rica un cálculo similar con base en los divorcios tramitados por la Corte Suprema de Justicia, en ese año - 1993- la tasa es inferior: 1,8 por cada mil habitantes.
Profunda reflexión
Varios especialistas consultados por este diario coincidieron en que son variadas las causas que desembocan en la disolución del matrimonio. Citaron la inserción laboral de la mujer, su mayor autonomía económica, la imposibilidad de la pareja de establecer procesos de negociación sobre asuntos familiares, crisis económica, mayor agresión y violencia doméstica, alcoholismo, drogas y pérdida de valores, entre otros.
Doris Sosa, demógrafa de la Universidad Nacional (UNA), expresó que el análisis de este fenómeno debe profundizarse, especialmente por los efectos que produce en el seno del hogar y la sociedad.
El sociólogo Francisco Escobar explicó que las cifras que revelan el aumento en las separaciones son una evidencia empírica de que la sociedad costarricense está fallando en la modernización del concepto de familia y matrimonio.
De acuerdo con el profesional, en el umbral del siglo 20 todavía las parejas viven un noviazgo del siglo 17 y tienen un concepto idealizado del vínculo matrimonial, propio de los cuentos de hadas: "Se casaron y fueron muy felices". Con esto, pocos aceptan la realidad de una relación matrimonial.
El sociólogo y rector de la Universidad Nacional, Jorge Mora Alfaro, explicó que ante tanta desunión matrimonial la sociedad costarricense debe sufrir cambios y ajustes; de lo contrario, se producen fricciones y tensiones sociales más fuertes que pueden desembocar en serias dificultades de socialización.
El reconocimiento de esta problemática también fue valorada por el obispo de Tilarán, Héctor Morera. Dijo que observa con preocupación y angustia tanta ruptura matrimonial.
A su juicio, la Iglesia tiene que dar un salto y abrirse al consejo conyugal y a la dirección espiritual. Afirmó que no puede juzgar a las parejas que deciden dar este paso, pero agregó que se debe hacer un esfuerzo para lograr que la familia costarricense tenga una vida cristiana y reforzar el sacramento del matrimonio.
Pequeños y grandes detalles
El divorcio es uno de los procesos más complejos y de los que más heridas deja, según lo afirman jueces y personas que han disuelto el matrimonio por esa vía. Los siguientes son algunos detalles en torno a ese paso.
Hay procesos de divorcio que se pueden prolongar hasta 10 años. La tenencia de los hijos y la distribución de los bienes son dos elementos que complican el proceso de separación. Hay abogados que han cobrado por un divorcio hasta ¢50 millones. Los honorarios mínimos de un divorcio sin bienes ascienden a ¢20 mil. Aunque el Código de Familia establece la vía del mutuo consentimiento, en el país la mayoría de las separaciones de este tipo se producen por la vía contenciosa. Un 36 por ciento de las parejas que se divorcian vuelven a unirse. El adulterio, especialmente masculino, es la primera causal de divorcio. El divorcio tiene dos etapas: la emocional y la jurídica. La primera es la más dolorosa. Estas desuniones son la segunda causa de suicidio en occidente.
Fuente: Tribunal Superior de Familia, Corte Suprema de Justicia.
Las causas
El fenómeno del divorcio es multicausal. De seguido, algunas de las causas que según sicólogos, demógrafos, sociólogos, estadísticos y abogados consultados por La Nación conducen a ese tipo de separación:
Las que expone el Código de Familia:
Adulterio de cualquiera de los cónyuges. El atentado de uno de los cónyuges contra la vida del otro o de sus hijos. Tentativa de uno de los cónyuges para prostituir o corromper al otro cónyuge y la tentativa de corrupción de cualquiera de los hijos de ambos.
Las que señalan los especialistas:
La independencia económica de la mujer al entrar a la vida laboral. Menos sumisión de la mujer ante su independencia económica. Problemas del hogar agudizados por la crisis económica del país. Problemas de agresión y maltratado en la familia. Fanatismo religioso de alguno de los cónyuges. Consumo de alcohol y drogas ilícitas. ncapacidad de negociación y discusión en la pareja de aspectos relacionados con la autoridad y la disposición económica de la familia. Choques culturales.