El sueño de muchas familias pobres de contar con una vivienda digna se convierte en una pesadilla debido a la mala calidad de los terrenos en los que se construyen.
La falta de estudios eficientes del tipo de suelos y el desarrollo de proyectos en sitios no aptos obligan a los beneficiarios a lidiar por décadas con problemas de aguas negras y fallas constructivas en las casas.
Las cifras del propio Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi) dan una pista de lo grave del caso. Doce proyectos en los que el Estado ha invertido ¢6.000 millones en la última década, tuvieron problemas en su ejecución a causa de la mala calidad de los suelos.
Además, al construir en terrenos inapropiados, aumentan los costos porque se deben hacer muros de contención, plantas de tratamiento y otras obras correctivas.
Estos datos fueron revelados en un informe de la Contraloría General de la República divulgado ayer.
El ente contralor determinó que los mecanismos de fiscalización y control aplicados por el Banhvi son insuficientes para evitar este tipo de anomalías en los proyectos.
Asimismo, giró una instrucción a la Junta Directiva de la entidad para que “dicte directrices o lineamientos, derogue o reforme la normativa existente, y, en general, tome las acciones tendientes a introducir mejoras sustanciales en los mecanismos de control y fiscalización” de los proyectos.
No fue posible conocer la versión del Banhvi, pues tanto su gerente general, Manuel Párraga, como la presidenta de la Junta Directiva, la ministra Irene Campos, se encuentran fuera del país.
El viceministro de Vivienda, Roy Barboza, dijo que ante esta preocupación, y con toda seriedad, se le está solicitando al Banhvi que haga supervisiones exhaustivas y mayores controles, y se están revisando todos los procedimientos para que esto se minimice.
“Se va a cumplir con todo lo que la Contraloría General solicita”, aseguró el funcionario.
El informe cita que, por ejemplo, en El Verolís y Los Pioneros, los estudios de suelo se hicieron en verano, lo cual impidió determinar con propiedad el nivel freático (agua subterránea) del suelo.
Esto ha generado que los vecinos afronten problemas con la disposición de las aguas negras.
Un caso similar se da en el proyecto Emanuel Ajoy, donde desde hace diez años sufren con las aguas negras. Aquí, por tratarse de suelos arcillosos, lo recomendable era construir una planta de tratamiento común y no un tanque séptico para cada casa, como se hizo.
A la fecha, no se ha encontrado un terreno óptimo, cercano a la urbanización, para construir la planta de tratamiento requerida.
El ente contralor le solicitó a la Junta Directiva del Banhvi establecer las responsabilidades administrativas, civiles o penales que correspondan en estos casos.