El reporte difundido esta semana por Mandiant se suma a una creciente sospecha de que expertos militares chinos ayudan a la industria estatal a través del robo de secretos de compañías occidentales que valen posiblemente cientos de millones de dólares.
“Esta es realmente la nueva era del delito informático”, dijo Graham Cluley, experto en seguridad británico. “Nos hemos trasladado de chicos en su recámara y delitos con motivación financiera a delitos informáticos patrocinados por Estados”, agregó.
En lugar de números de tarjetas de crédito y otros datos de consumidores que buscan pandillas delictivas, los expertos en seguridad dicen que estos espías cibernéticos –armados con herramientas y recursos que indican que trabajan para Gobiernos– apuntan a la información mejor protegida, pero de muy alto valor.
En un concurso por obtener acceso a yacimientos de gas y petróleo en otros países, una empresa estatal de energía puede ahorrarse enormes sumas si logra descubrir cuánto están dispuestas a pagar sus competidores.
Robar fórmulas de procesos químicos puede ahorrar millones de dólares. Los proveedores pueden negociar precios más altos si conocen las negociaciones internas de sus clientes sobre cuánto están dispuestos a pagar.
El partido gobernante chino tiene planes ambiciosos de construir corporaciones estatales en todo tipo de sectores, desde el bancario y las telecomunicaciones hasta el petróleo y el acero.
Las compañías estatales están repletas de efectivo por el auge del país y se benefician de monopolios y otros favores oficiales, pero están rezagadas ante competidores globales en cuanto a pericia y tecnología.