EL CAIRO
El ejército egipcio y el bando de los partidarios del presidente derrocado, Mohamed Mursi, trataban este jueves de reducir la tensión de última hora, en vísperas de unas manifestaciones rivales que provocaron vivas preocupaciones en Egipto y en el extranjero.
El llamamiento del jefe del ejército a echarse a la calle el viernes para darle un "mandato" y apoyarlo en la "lucha contra el terrorismo y la violencia" no está dirigido en contra de los Hermanos Musulmanes, aseguró un portavoz militar.
"La convocatoria del general Abdel Fatah al Sisi no constituye una amenaza contra un grupo político en particular", declaró en un comunicado.
Los Hermanos Musulmanes habían denunciado las palabras del general como un "llamado a la guerra civil". Su guía supremo, Mohamed Badie, declaró este jueves que las manifestaciones de la hermandad previstas para mañana viernes en contra del "sangriento golpe de Estado" debían ser "pacíficas".
"El últimos discurso del jefe del golpe de estado muestra que él es el dirigente de facto del país y que todos los que lo rodean son comparsas", dijo Badie, refiriéndose a Al Sisi, también ministro de Defensa y vice primer ministro.
El antiguo primer ministro de Mursi, Hicham Qandil, quien no había aparecido en público desde el derrocamiento del presidente por parte del ejército el 3 de julio, presentó medidas destinadas a "detener el derramamiento de sangre" y abrir la vía a una solución política de la crisis.
Qandil propuso, en un mensaje grabado en vídeo, liberar a todas las personas detenidas desde el derrocamiento de Mursi y romper el aislamiento del presidente derrocado, detenido por el ejército.
Estados Unidos manifestó el miércoles su "inquietud" por el llamado a manifestar de Al Sisi, al temer que alimente la violencia, y anunció la suspensión de la entrega a Egipto de cuatro aviones caza F-16.
El Consejo de Defensa nacional, presidido por el jefe de Estado interino Adli Mansur e integrado por el jefe del ejército, mantuvo su lenguaje firme al anunciar que "no permitirá a nadie aterrorizar a los ciudadanos, llevar las armas contra el Estado y la sociedad o propagar el terrorismo, con palabras o con actos".
Por otra parte, dos militares egipcios murieron el jueves en un ataque de hombres armados en el Sinaí, un región fronteriza con Israel y con la franja de Gaza, según fuentes de seguridad.
Los actos de violencia han dejado en un mes al menos 200 muertos, entre ellos una cuarentena en ataques en el Sinaí.
La policía anunció el despliegue de numerosos refuerzos para garantizar la seguridad de los desfiles rivales el viernes.
"El general Sisi juega a un juego peligroso porque los Hermanos Musulmanes también han movilizados a sus simpatizantes. Las manifestaciones del viernes son potencialmente muy peligrosas. El fin de semana será extremadamente decisivo para lo que esté por venir", estimaba Michaël Luders, especialista alemán del mundo árabe.
Los medios egipcios gubernamentales y privados -ampliamente a favor de la destitución de Mursi- titulaban animando al jefe del ejército. El diario independiente Al Masri al Youm, por ejemplo, destacaba: "Sisi llama y el pueblo responde".
En cambio en Qatar, la asociación de ulemas presidida por el influyente predicador oriundo de Egipto, Yusef al Qaradui, que apoya a Mursi, emitió una fatwa llamando a los egipcios a "no responder a ningún llamado que conduzca a la guerra civil".
El grupo Tamarrod ("Rebelión") que encabezó la movilización contra Mursi, se sumó al llamado del poder, invitando a manifestar el viernes "para exigir oficialmente el enjuiciamiento de Mohamed Mursi y apoyar a las Fuerzas Armadas egipcias en la guerra que se avecina contra el terrorismo".