São Paulo, Brasil. AFP. La Policía dispersó ayer a golpes y con gases lacrimógenos a huelguistas que paralizaron el metro de São Paulo, sede inaugural del Mundial, mientras unos 3.000 manifestantes bloquearon el tránsito para protestar contra el Gobierno.
La huelga parcial e indefinida del metro , que comenzó el jueves, ha empeorado el ya caótico tránsito de esta metrópolis de 20 millones de habitantes y colocado bajo presión a las autoridades a seis días del partido inaugural del Mundial de Fútbol, el 12 de junio.
Un embotellamiento matinal de 251 km de largo se produjo el viernes, un récord en lo que va del año para horas de la mañana.
La intensa lluvia tampoco ayudó a los paulistas, quienes debieron hacer filas interminables para tomar un bus, apretujarse en los escasos metros o faltar al trabajo.
El caos vehicular complicó también para muchos la llegada al estadio Morumbi de São Paulo, donde la Seleçao jugó su último amistoso antes de la Copa del Mundo.
Amenaza latente. La posibilidad de una huelga en el transporte o en otros sectores clave durante la Copa inquieta a las autoridades.
El metro, utilizado a diario por 4,5 millones de paulistas, es uno de los principales medios para llegar al estadio mundialista Arena Corinthians de la metrópolis, aún en obras a raíz de innumerables atrasos, al igual que otros cuatro de los 12 estadios del Mundial.
Unos 3.000 integrantes de la central laboral Força Sindical, una de las principales de Brasil, bloquearon el tráfico al marchar hasta el Banco Central por una gran avenida céntrica paulista en la mañana.
El sindicato se opone a la política económica del Gobierno, “que privilegia el capital financiero” y protesta por el alza de la inflación.
“Nuestro problema no es con la selección (brasileña), vamos a hinchar por ella. Pero el 5 de octubre vamos a mandar a Dilma al infierno”, dijo el líder sindical Paulo Pereira da Silva en su arenga a los manifestantes, en referencia a la presidenta Dilma Rousseff, quien se juega la reelección en cuatro meses.
Un pequeño grupo de manifestantes realizó asimismo el “entierro simbólico” de los ocho obreros muertos en la construcción de estadios mundialistas frente a la casa del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José María Marin, en São Paulo, informó el portal G1.
Varios usuarios del metro intentaron entrar, temprano en la mañana, en la estación Ana Rosa de São Paulo y se toparon con huelguistas que les impidieron el acceso.
La televisión Globo mostró imágenes de huelguistas tomados de los brazos formando un escudo humano que se negaban a dispersarse hasta que fueron apaleados por policías, que lanzaron también gases lacrimógenos dentro de la estación.
“Voy a tener que volverme a mi casa, así no puedo ir a trabajar. El metro no está llegando hasta donde trabajo y con este tráfico es imposible ir en autobús”, dijo Pedro Henrique Rodrigues, un repostero de 29 años.
Tres de las cinco líneas del subterráneo de esta metrópolis de 20 millones de habitantes operan solo parcialmente desde el jueves. Los huelguistas reclaman un aumento de salario de dos dígitos, mientras la patronal ofrece solo un 8,7%.