SLAVIANSK. AFP y AP. El Ejército ucraniano seguía ayer su avance hacia Donetsk, donde lo esperaban unos 2.000 rebeldes que se estaban reagrupando, mientras que la ciudad de Slaviansk, retomada el sábado, recuperaba la normalidad.
El domingo en horas de la tarde, el Ejército anunció que la bandera ucraniana ya ondeaba en dos nuevas ciudades de la zona: en Artemivsk (de 77.000 habitantes) y en Drujkivka (60.000 habitantes), ambas en la ruta hacia Donetsk, una ciudad industrial de la región que tiene una población de un millón de habitantes y donde los insurgentes han declarado la creación de la República Popular de Donetsk.
La toma el sábado de las ciudades de Slaviansk y Kramatorsk, que estaban en manos de los insurgentes, fue el primer éxito militar importante de Ucrania.
Tras esta victoria, Kiev es más propenso a seguir por la vía militar que la diplomática, como pretenden los occidentales y Moscú.
El presidente ucraniano, el prooccidental Petro Poroshenko, dijo que la ofensiva militar iba a seguir para combatir a los rebeldes.
En Slaviansk, la situación ayer a mediodía era tranquila y los desperfectos al parecer se limitaban a algunos edificios cercanos a las comisarías de la Policía.
Un camión comenzó a distribuir por los barrios dos panes por persona. En la fila se escuchaban comentarios divergentes sobre los últimos acontecimientos.
Un jubilado calificó a los rebeldes de “terroristas” que soñaban todavía con la URSS , mientras que otro hombre mayor le reprochó al Ejército que hubiera lanzado ataques contra la ciudad.
“Era una guerra de verdad, hace días que no quedaba nada para comer, ni agua ni electricidad ni gas. Estábamos aislados y con poco para vivir”, declaró otra vecina jubilada, Liubov Alexandrova.
Guerrilla. Más de 2.000 partidarios de la autoproclamada república popular de Donetsk se reunieron en el centro de la ciudad y proclamaron su intención de defenderla contra el Ejército ucraniano.
Los manifestantes, reunidos en la plaza Lenin, mostraban carteles en los que pedían salvar a Donetsk del Ejército ucraniano.
El optimismo luego de la victoria militar de Kiev en Slaviansk se suma a las presiones que recibía el presidente Petro Poroshenko para no volver a aceptar una nueva tregua con los insurgentes, como pretenden los países occidentales.