Nueva Deli. EFE. Trece personas fueron acusadas ayer ante la Justicia por el incendio de una factoría textil que en noviembre de 2012 causó mas de un centenar de víctimas mortales en Daca, capital de Bangladés, informó la prensa local.
Los inculpados –entre ellos los propietarios y gerentes de la fábrica, así como varios guardas– son presuntamente culpables de obligar a las víctimas a acudir al trabajo pese a los avisos de que el edifico carecía de medidas de seguridad.
La fábrica incendiada producía ropa para la cadena estadounidense Walmart, entre otras firmas internacionales.
El denominado incendio Tazreen, por el nombre de la empresa que albergaba el inmueble, fue el peor siniestro del sector que se registraba en Bangladés, donde la fabricación de ropa es un motor fundamental de la economía del país.
La dimensión de la tragedia quedó superada; no obstante, cinco meses después, en abril se produjo el derrumbe de un edificio con varios talleres textiles y en el que murieron cerca de 1.200 personas en el barrio de Savar, en las afueras de Daca.
En este segundo inmueble también se producía ropa para empresas internacionales, como Benetton, El Corte Inglés, Mango y Primark.
El fenómeno de concienciación que provocó en todo el mundo el siniestro de Savar, ha inducido a la adopción desde entonces de varias medidas para mejorar las condiciones de trabajo en el sector textil de Bangladés.
A mediados de julio, el Parlamento del país asiático aprobó una enmienda que permite que los trabajadores puedan sindicarse libremente, y exige el pago de indemnizaciones de entre 15 y 45 días de sueldo por despido, fallecimiento o accidente laboral.
También se pactaron convenios de seguridad para prevenir los siniestros y un aumento del sueldo de los trabajadores del sector.