Harbel
A medida que aumenta la cantidad de personas enfermas de ébola, funcionarios estadounidenses y liberianos enfrentan un nuevo reto: ¿cómo alentar a profesionales de la salud internacionales, comprensiblemente atemorizados por los riesgos, a que ayuden a combatir la enfermedad en Liberia?
La respuesta fue que, como mínimo, había que proporcionarles cierta certeza de que los atenderían si se enferman. Por eso se desarrolló un hospital de campo, exclusivo para ébola y profesionales de la salud, que se inaugurará pronto, en las afueras de la capital, Monrovia.
Originalmente, se trataba de un hospital modular de traumatología, que instaló el ejército estadounidense hace más de un mes, por un costo de $10.4 millones. El espacio se modificó para albergar a 25 pacientes infectados y tendrá un personal de 69 elementos del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, que atenderán a los profesionales de la salud de Liberia y de otros países.
Por el momento, han muerto más de 150 empleados sanitarios liberianos por ébola.
"Todos aquí estamos tratando de transmitirle al mundo que pueden venir como trabajadores en la atención de la salud y brindar atención que se necesita mucho, y si algo les pasara, les brindaremos la mejor atención", dijo el comandante Yamal K. Gwathney, un médico general y jefe de operaciones del equipo.
El hospital cuenta con pabellones con aire acondicionado y manejo agresivos de electrolitos y de la presión sanguínea. Por ahora, la unidad no utilizará fármacos experimentales, aunque se está discutiendo el uso del sitio para investigación.