El fiscal del estado de Veracruz, Reynaldo Escobar, dijo ayer a la cadena Televisa que se ha identificado al 95% de los muertos y que uno de ellos era un oficial activo de la policía de la zona metropolitana de Veracruz.
La Fiscalía determinó que “casi todos tienen antecedentes penales vinculados al crimen organizado, como secuestro, extorsión, homicidio, venta de drogas a pequeña escala, robo de autos”, señaló Escobar, quien no aclaró la situación del policía.
El funcionario añadió que hay dos cadáveres de personas sin antecedentes que habían sido reportadas como desaparecidas.
Los cuerpos fueron abandonados, a plena luz del día, en dos vehículos, bajo un puente vehícular del municipio de Boca del Río, cerca a un hotel donde se realizaría una reunión de los fiscales de las 32 entidades (31 estados y el distrito capital) entre ayer y hoy.
Escobar y otras autoridades locales señalaron que no hay relación entre ambos hechos y mantuvieron sin cambios la agenda.
El fiscal veracruzano detalló que los asesinatos fueron en su mayoría por asfixia. “Se ve que hubo tortura, sadismo en la ejecución de estas personas”, afirmó.
Esta matanza es el segundo acto que más víctimas ha provocado en México en menos de un mes, tras el incendio intencional, atribuido al cartel de Los Zetas, el 25 de agosto, de un casino de Monterrey (norte), con un saldo de 52 muertos.
Junto a los cuerpos se encontraron mensajes que apuntan a que los muertos son miembros del cartel de Los Zetas, señalaron en forma coincidente varios medios de prensa, aunque la Fiscalía no corroboró públicamente esa información.
El fiscal de Veracruz afirmó que no hay elementos para señalar a alguna organización por la masacre y que se analizan los videos grabados por unas cámaras de vigilancia cercanas al puente.
Gutiérrez no identificó qué grupos podrían estar involucrados. La violencia en el estado de Veracruz es atribuida a células de Los Zetas, desplazadas por los operativos militares y policiales en el vecino estado de Tamaulipas, fronterizo con EE. UU.
La zona urbana de Veracruz se ha convertido los últimos meses en escenario de balaceras, ataques a civiles y, en general, en un nuevo foco rojo en el país.