Delante de la morgue de la pequeña ciudad de Sion, en el sur de Suiza, la mañana era marcada por los desplazamientos de microbuses de vidrios negros, que transportaban a familiares de las víctimas.
El acceso al edificio fue cerrado por la Policía, que dejaba pasar únicamente algunos pocos anónimos venidos a depositar flores, bajo la mirada de una decena de periodistas situados frente al local.
Al mismo tiempo, los primeros cuestionamientos sobre la seguridad del túnel donde ocurrió el accidente, y en especial del llamado “nicho de seguridad” donde se chocó el autobús, comienzan a surgir.
“Sería necesario prever una velocidad más reducida para los vehículos pesados o modificar la concepción de los nichos de seguridad”, pidió el diario Le Temps .
El diario Tages-Anzeiger , de Zúrich, también cuestionó los nichos de seguridad, construidos en la pared del túnel.