Damasco. AFP. La oposición siria expresó ayer su deseo de unirse para lograr la caída del régimen, mientras el presidente Bashar al-Asad, cuyas fuerzas siguen reprimiendo la revuelta, se apoyaba en Rusia.
“Hay que acabar con el régimen tiránico. Hay que derrocar a la tiranía. Acogemos a todos los que no tengan sangre en las manos”, declaró Hasan Abdel Azim, uno de los responsables de la oposición.
Abdel Azim es el coordinador general del recién creado Comité Nacional para el Cambio Democrático (CNCD), que se reunió el sábado cerca de Damasco.
La entidad agrupa a partidos “nacionalistas árabes”, kurdos, socialistas y marxistas, así como a personalidades independientes.
Ayer, el CNCD eligió a su Consejo Central integrado por 80 miembros, entre ellos 25% formado por “jóvenes revolucionarios”, los militantes que lanzaron el movimiento y lo animan desde Internet.
Otras dos instancias de la oposición fueron creadas a fines de agosto en Turquía. El Consejo Nacional, integrado por islamistas, y el Consejo Nacional de Transición Sirio, dirigido por un académico, exiliado en París, Burhan Ghaliun.
Por otra parte, el presidente sirio alabó ayer la posición “equilibrada” de Rusia, una potencia aliada, al recibir a una delegación de parlamentarios rusos, anunció la agencia oficial Sana.
Asad celebró la posición rusa, “en favor de la seguridad y la estabilidad de Siria”, escenario desde marzo del movimiento de protesta contra el régimen y brutal represión de este con la oposición.
Rusia se opone a cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra la represión del régimen (suma más de 2.600 muertos), y asegura que los manifestantes deben optar por vías pacíficas.