Obama tomó la medida, cuando vencía el plazo para que el presidente y el Congreso evitaran los recortes considerables que se aplicarán por un año.
El mandatario había insistido en que los recortes , conocidos como “confiscación” en el lenguaje presupuestario del gobierno, debían reemplazarse por alzas en los impuestos y por reducciones al gasto, diseminadas en un plazo más largo. Los republicanos han rechazado cualquier plan que incluya un aumento tributario.
De acuerdo con el gobierno, las reducciones derivarán pronto en notificaciones a varios empleados gubernamentales, quienes deberán tomarse días de descanso sin goce de sueldo. Además, se recortarán los gastos en contratos de defensa y en programas internos del gobierno.
El personal militar en activo y los programas asistenciales para las personas de bajos recursos están exentos de los recortes en su mayoría.