Edimburgo, Reino Unido. AFP. El espectacular avance de los nacionalistas en las elecciones regionales de mayo avivó las perspectivas de independencia de Escocia, atada al Reino Unido desde hace tres siglos, pero que goza de una amplia autonomía desde 1999.
El Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) logró el 5 de mayo la mayoría absoluta de los escaños en el parlamento autónomo, y en la estela de la victoria reiteró su promesa de organizar un referéndum sobre la independencia de la región británica en un plazo de cinco años.
La victoria del SNP, que logró 69 de los 129 escaños, sorprendió a los expertos y los miembros del Parlamento de Edimburgo, están todavía digiriendo la noticia.
La perspectiva de una Escocia independiente, hasta hace poco descabellada, toma cuerpo.
“Estas elecciones cambian fundamentalmente las cosas y abren un camino político hacia la independencia”, estimó John Curtice, profesor de Política en la Universidad Strathclyde de Glasgow.
Alex Salmond, el jefe del gobierno regional y líder del SNP que ya gobernó en minoría de 2007 a 2011, plantea un referéndum para la segunda mitad de esta legislatura de cinco años, para tener tiempo de convencer a sus compatriotas.
El SNP cree que Escocia, con cinco millones de habitantes, dispone de suficientes recursos para ser independiente, con el petróleo, el gas y la pesca del mar del Norte. Sin embargo, sus recursos petroleros están en declive, y su sector bancario, antaño muy dinámico, sufrió durante la crisis financiera.
El actual estatuto de semiautonomía otorga al Parlamento escocés competencias en materia de salud, educación y asuntos locales, mientras que la fiscalidad, la defensa y la política exterior están en manos de Londres.