Beirut. AP El primer ministro libanés vinculó ayer la mortífera explosión de un autobomba en Beirut con la guerra civil en la vecina Siria, en la más reciente señal de que la crisis podría extenderse a una región ya tensa.
Najib Mikati dijo que la explosión está ligada a las recientes investigaciones del exjefe de Inteligencia de la Policía libanesa, Wissan Hasan, en las que expuso un presunto complot de Siria con el objetivo de desatar una campaña de atentados dinamiteros y asesinatos para generar caos en el Líbano.
“No quiero prejuzgar la investigación, pero de hecho no podemos separar el crimen del viernes de la revelación del complot de las explosiones que podría haberse dado”, dijo Mikati .
Al-Hassan, de 47 años, encabezó hace dos meses una investigación que derivó en el arresto del exministro de Información Michel Samaha, uno de los aliados más leales en Líbano del presidente sirio, Bashar al-Asad.
Samaha, que se encuentra bajo custodia, está acusado de orquestar una campaña de atentados con bomba y asesinatos para extender la violencia sectaria en Líbano a petición de Siria. En el operativo de agosto también fue acusado formalmente el general de brigada sirio Alí Mamluk, uno de los asesores más importantes de al-Asad.
Las inestables políticas de Líbano están entrelazadas con las de Siria. Ambos países comparten un complejo tejido de vínculos, así como rivalidades políticas y sectarias, lo que con frecuencia provoca que los eventos de uno repercutan en el otro.
La oposición libanesa es un bloque antisirio, mientras que el primer ministro y gran parte del gobierno son partidarios de Damasco.
Rafik Khury, director del periódico independiente Al-Anwar, dijo que el asesinato fue un intento por arrastrar al Líbano hacia el conflicto en Siria, el cual representa la amenaza más grave a la dinastía al-Asad establecida hace 40 años.