La instalación será a cielo abierto y comenzará a levantarse dentro de seis meses en el desierto del Neguev, en el sur de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, justificó la construcción por la necesidad de detener las oleadas de inmigrantes, pues amenazan los trabajos de israelíes y cambian el carácter del Estado, ya que no son judíos.
Desde enero, 10.858 emigrantes han cruzado la frontera israelí-egipcia, según datos de la Dirección israelí de Inmigración.
Israel concede la ciudadanía de forma automática a quien tenga al menos un abuelo judío, aunque el actual Gobierno está endureciendo las políticas migratorias.