“No hay una solución inminente a la crisis a la trampa de la deuda soberana europea”, afirmó Klaus tras asistir a la reunión de la Alianza Atlántica celebrada en Chicago.
“Los problemas de largo aliento en Europa han sido ampliamente subestimados de forma irresponsable... esta crisis de la deuda es sólo la punta de un iceberg más grande, mucho más grande y profundo”, afirmó el mandatario.
Un día antes de una cumbre informal en Europa para abordar la economía de la región, Klaus calificó de experimentos europeos, tanto la amplia unificación artificial del continente y el continuo debilitamiento de la economía de mercado.
Para el presidente checo, Grecia estaba siendo castigada por ser la víctima de un acuerdo desequilibrado desde el punto de vista económico.
“Sería mejor que Grecia abandone la eurozona, algo que casi no está permitido, que casi es imposible”, manifestó Klaus en declaraciones emitidas en el instituto de investigación Chicago Council on Global Affairs.
Klaus reconoció que la salida de Grecia tendría consecuencias importantes, pero expresó que el dilema consiste en dilucidar qué desastre es peor.
Además, el mandatario advirtió que sólo los cambios estructurales pueden salvar a la Unión Europea y disintió con respecto a la postura de los líderes europeos que afirman que el crecimiento económico es la solución.