Al jurista español Baltasar Garzón le molesta tanto que los mercados financieros jueguen con la economía mundial que, entre queja y denuncia, cree similar la inseguridad que estos provocan con la generada por el crimen organizado.
“Estoy harto de escuchar que los mercados han dispuesto tal cosa o tal otra y, mientras, el ciudadano está asustado. ¿Dónde están los jueces?, ¿qué hace la administración de Justicia en un país que no hace nada ante esas manipulaciones que suelen ser fraudulentas?”, afirmó Garzón en una conferencia ofrecida el miércoles en San José.
Conocido por promover una orden de arresto contra el exdictador chileno Augusto Pinochet por la muerte y tortura de españoles en su mandato, y crímenes contra la humanidad, Garzón ahora quiere que rueden cabezas en Wall Street.
El hoy asesor de la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, señaló que esas agencias de calificación de riesgo, apoyo de los mercados financieros, se han vuelto una elite con un control capaz de quebrar a economías enteras.
“Esa inseguridad de los movimientos económicos financieros sin control se vuelve el punto de ruina para derechos básicos de millones. Esa inseguridad no está muy lejos de la que crean los grupos criminales”, afirmó en el marco del XXIX Curso Interdisciplinario en Derechos Humanos que concluye el 19 de agosto en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
Vehemente y abundante en gestos al hablar, el español sostiene que, aún sin una crisis económica a la vista, la zozobra originada por las bolsas de valores sí reflejan una ruina moral de esos países y Gobiernos “incapaces de controlar la incertidumbre económica”.
“Si la economía globalizada genera desarrollo, también deben globalizarse los derechos básicos; algo que pasa por controlar a esas organizaciones y empresas que utilizan su poder internacional para crear corrupción y desquiciar la economía, porque se saben seguros de que no serán perseguidos por la Justicia de esos países donde afectan la economía”, lanzó Garzón.
Al cierre de su exposición, consultado sobre las diversos manifestaciones de malestar social en España, Chile y Grecia, entre otros países, dijo que todos reflejan una indignación ciudadana de quienes piden más participación y cercanía de la política a la realidad de la gente pues perciben incapacidad de sus políticos para repartir mejor la riqueza.
“Esos movimientos lo que escenifican son los nervios de una sociedad viva que por fin ha reaccionado ante una situación que consideraba injusta”, sentenció.