Adis Abeba. EFE. Eritrea no abastece de armas a la milicia fundamentalista islámica al-Shabab, como asegura Kenia, que lleva a cabo una ofensiva contra este grupo en Somalia, aseveró el representante permanente eritreo ante la Unión Africana (UA), Girma Asmerom.
Estas acusaciones son “distorsiones deliberadas” por parte de Kenia, según Asmerom, quien se preguntó por qué si los cazas kenianos y los aviones no tripulados estadounidenses están bombardeando los objetivos de los radicales islámicos en Somalia, no atacan también a los supuestos aviones proveedores de armamento.
El Gobierno de Kenia aseguró que al-Shabab, vinculada a la red terrorista al-Qaeda, había recibido armamento en los últimos días, y aunque ni el Ejecutivo somalí ni el keniano precisaron la procedencia, los medios locales de estos países sí indicaron que Eritrea se encuentra detrás de las donaciones.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Eritrea se apresuró a negar, en un comunicado emitido el pasado miércoles, dichas insinuaciones sobre las armas.
“Esas acusaciones son puras invenciones y mentiras descaradas, ya que Eritrea no ha enviado ningún arma a Somalia”, se indicaba en la nota.
El pasado año, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso una serie de sanciones contra algunos líderes eritreos por apoyar a los fundamentalistas somalíes.
El miércoles, el Ejército de Kenia advirtió a los ciudadanos somalíes de un “ataque inminente” sobre diez localidades, entre ellas Kismayo, objetivo principal de su ofensiva en el país.
Las Fuerzas Armadas kenianas iniciaron el 15 se octubre su despliegue en Somalia como respuesta a los secuestros sufridos en las zonas fronterizas de este país, cuatro en poco más de un mes.
Entre esos secuestros figura el de las cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras (MSF) Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, ocurrido dos días antes.
Al Shabab –que controla amplias zonas del sur y centro del territorio de ese país– combate desde el 2006 al Gobierno Federal de Transición somalí y a las tropas de la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom), a fin de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país.
Somalia vive en estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país carente de un Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra tribales y bandas de delincuentes armados.