A las 21:00 GMT (3:00 p. m. de Costa Rica) de ayer, el centro de la tormenta se ubicaba a 55 km al sur de Fort Myers, Florida, y a 780 km al este-sureste de la boca del río Misisipi.
El fenómeno se desplazaba a una velocidad de 30 km/h y sus vientos máximos descendieron de los 65 a los 55 km/h, pasando a ser una depresión tropical, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami.
El fenómeno se intensificará al ingresar nuevamente al mar tras pasar por el territorio de la Florida, y se desplazará sobre el derrame de crudo que se extiende sobre buena parte del golfo de México a partir del mediodía de hoy.
En la noche de hoy se aproximará a la costa de Luisiana, muy afectada por aguas con petróleo, según meteorólogos del NHC.
En previsión de la llegada de la tormenta, el gigante petrolero BP anunció ayer la suspensión temporal “de las actividades en la zona del pozo”, donde una fuga provocó la peor catástrofe ecológica en la historia de Estados Unidos.
El pozo, que había sido sellado unas horas antes, “permanece cerrado hasta el momento”, indicó BP al asegurar que continuará vigilando el sitio “siempre y cuando el clima lo permita”.
“La duración de la suspensión de las actividades sobre el pozo dependerá del tiempo”, agregó BP en referencia a la zona, donde se encontraba la plataforma
Thad Allen, responsable del gobierno en la lucha contra la marea negra, indicó el jueves que debido al riesgo que representa la tormenta sobre la seguridad de unos 2.000 trabajadores que luchan contra la marea negra en la zona de los pozos, numerosos barcos y plataformas se disponen a ser evacuados.
Allen reconoció que la decisión de evacuar la zona podría “retrasar los esfuerzos para tapar definitivamente el pozo”.