Bruselas. AFP. La dimisión presentada por el gobierno belga reafirmó el temor a una escisión del reino.
La partida de uno de los partidos de la coalición mayoritaria, los flamencos liberales, precipitó el jueves la renuncia del gobierno de Yves Leterme, que tenía solo cinco meses en el poder, a raíz de un nuevo conflicto linguístico entre las dos principales comunidades belgas: francófonos y flamencos.
Por ahora el rey Alberto II ha dejado en el aire su decisión de aceptar o no la dimisión, mientras busca una solución que evite una crisis de consecuencias imprevisibles.
Sin embargo, mientras el soberano intensifica sus gestiones para tratar de salvar el gobierno, otros responsables, como el ministro de Finanzas, Didier Reynders, se mostró ayer poco optimista.
“Es hora de preguntarse cómo vamos a vivir juntos en los próximos años. Hay que plantearse esto”, estimó Reynders, líder de una formación política francófona clave, el partido liberal MR.
El fantasma de la escisión vuelve a planear sobre el reino de 10,5 millones de habitantes, que pasa su enésima crisis política desde los comicios legislativos del 2007.
El afán separatista de los flamencos (60% de la población) se extiende al electorado tras sondeos que muestran la ascensión de partidos radicales de Flandes.