Rancho Mirage. AFP. El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo chino, Xi Jinping, concluyeron ayer con un llamado a realizar esfuerzos para combatir el cambio climático, tras una cumbre de dos días en la que procuraron acercar posiciones sobre los espinosos temas que los enfrentan, tales como el ciberespionaje y los programas nucleares de Corea del Norte, aliado de Pekín.
Tras haberse visto durante alrededor de seis horas la noche del viernes entre una reunión bilateral y la cena de trabajo, los dirigentes se reencontraron de nuevo ayer a las 9:00 a. m. (10:00 a. m., hora de Costa Rica) en la lujosa propiedad Sunnylands de Rancho Mirage, 160 kilómetros al este de Los Ángeles, California.
El sábado, justo después de que Xi se hubiera retirado junto a su esposa, Peng Liyuang, la Casa Blanca anunció un nuevo esfuerzo conjunto entre ambas potencias para combatir el cambio climático, en especial para reducir la producción de hidrofluorocarbonos (HFC), poderosos gases generadores de efecto invernadero presentes en refrigeradores y aparatos de aire acondicionado.
“Una limitación global de los HFC podría potencialmente reducir en 90 gigatoneladas las emisiones en equivalente CO2 de aquí a 2050, el equivalente a dos años de emisión de todos los gases con efecto invernadero”, señaló la Casa Blanca en un comunicado.
El acuerdo determina que Washington y Pekín “trabajen unidos por primera vez, junto a otros países, para reducir la producción y el consumo de HFC”, detalló el documento.
Además, el viernes, Obama y Xi, que compartirán la escena internacional hasta principios de 2017, se comprometieron a sentar las bases para un “nuevo modelo” de relaciones entre China y Estados Unidos, en el espíritu de esta cumbre informal, lejos del protocolo de las visitas de Estado.
Ante los periodistas, Obama dijo que quería “un nuevo modelo de cooperación” con Pekín, un concepto retomado por Xi al evocar “un nuevo esquema de relaciones entre países grandes”. Señal de la distensión mostrada fue la ausencia de corbatas, aunque ambos vistieron chaqueta.
Después de asegurar que las relaciones entre ambas potencias han alcanzado un “nuevo punto de partida”, Xi invitó a Obama a viajar a China para una cumbre informal, similar a la de Rancho Mirage, aunque no especificó, por el momento, la fecha.
Sobre la cumbre en California planeó un tema incómodo y de difícil respuesta para ambos mandatarios: si el ascenso de China en Asia y en el mundo conducirá inevitablemente a un enfrentamiento entre estos dos países.
Xi señaló tras la cumbre que “el océano Pacífico tiene suficiente espacio para dos grandes países como Estados Unidos y China”.
“Nos reunimos hoy aquí para trazar el futuro de las relaciones China-Estados Unidos y elaborar un plan para este vínculo”, dijo.
Temas delicados. Pero los casos que perturban las relaciones bilaterales –feroces competidores económicos y geopolíticos, pero estrechos socios comerciales– no tardaron en surgir en la reunión.
La prevención de los robos de propiedad intelectual a través de la Internet, especialmente aquellos con origen en China, fue una prioridad en la agenda de EE. UU.
“Hubo una discusión detallada sobre esto”, confirmó el asesor de Seguridad Nacional de Obama, Tom Donilon, y “es obvio que ahora los líderes chinos entienden claramente la importancia de este asunto para EE. UU.”.
Según el diplomático estadounidense, China se ha comprometido a tomar medidas y a establecer un diálogo bilateral sobre las reglas que son aceptables en el “mundo cibernético”.
Por otra parte, la geopolítica en Asia-Pacífico, área donde EE. UU. quiere incrementar su influencia ante la inquietud china, Obama y Xi coincidieron en colaborar para poner coto a la amenaza nuclear de Corea del Norte.
“Lo importante es que hay un acuerdo total en el objetivo de la desnuclearización, en el hecho de que se obligue a Corea del Norte a cumplir las sanciones del Consejo de Seguridad (de la ONU) y en trabajar juntos para conseguir todo esto”, apuntó Donilon.
Obama expresó a Xi que EE. UU. está dispuesto a “dar cualquier paso necesario para defenderse de la amenaza de Corea del Norte”, dijo el diplomático, quien participó en las reuniones.
En las afueras de la lujosa propiedad donde se llevó a cabo la cumbre, varios cientos de manifestantes contrarios a Xi, miembros del movimiento Falun Gong, defensores de la independencia del Tíbet y de derechos humanos, se apostaron bajo un sofocante calor de 44 grados.